25.1.13

Porque los niños necesitan ir a jugar al parque


 

Pasar un ratito en el parque todos los días reporta múltiples beneficios a tu pequeño. Y además, luego está mucho más tranquilo y se porta mejor. ¡Además paraqué te quedas en tu casa!

Ahora que hace tan buen tiempo, procura llevar a tu hijo al parque todos los días. Esta experiencia será estupenda para los dos: a ti te servirá para conocerle aún mejor y para cambiar impresiones con otras madres y a él le reportará infinidad de ventajas. Veamos por qué.

BUENO PARA SU SALUD
Al ir de un lado a otro, subirse y bajarse de los columpios, llenar y vaciar su cubo de arena, etc., tu pequeño realizará mucho ejercicio físico y gracias a él mejorará la densidad de su masa ósea y los músculos se le fortalecerán.

Por otro lado, al montar en determinados columpios, como las sillitas y los balancines, entrenará su equilibrio y mejorará su desarrollo psicomotriz.
A todo ello se une que la luz del sol ayuda a fabricar vitamina D, que es la que fija el calcio de los alimentos a los huesos, por lo que vuestras salidas al parque... ¡le harán crecer!

Y por añadidura, cuando volváis a casa notarás que tu hijo come y duerme mejor. Es porque la actividad física le ayuda a descargar tensión, lo que a su vez estimula su apetito y favorece su descanso.

Y PARA SU SOCIALIZACIÓN
Dada su corta edad, es normal que tu hijo aún no juegue con otros niños. Pero aun así, sentirse acompañado por ellos y observar cómo se comportan es fundamental para que vaya socializándose.

Con la aparición de la autoconsciencia, entre los 15 y los 18 meses, el deseo de interactuar aumenta y poco a poco aparece el juego en paralelo, que se caracteriza por que los niños siguen sin jugar juntos, pero lo hacen uno muy cerca del otro y se imitan en sus actividades.

De levantar montoncitos de arena iguales que los que hace el compañero a añadir algún puñado en el montón de éste hay un pequeño paso que puede ser el comienzo de una buena amistad.

Para potenciarla, procura ir al parque siempre a las mismas horas. Los niños se percatan enseguida de quiénes son los visitantes más habituales y si coincidís siempre con los mismos, le resultará mucho más fácil entablar una relación con ellos.

Aunque a veces te dé pereza llevar a tu hijo al parque, piensa que las experiencias que vive allí aumentan sus conocimientos y contribuyen al desarrollo de su cuerpo y su cerebro. Como ves, el esfuerzo merece la pena.

Esther García, pedagoga y psicóloga

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