Te
animamos a decirles por escrito a tus hijos lo mucho que les quieres, lo
deseados que fueron y lo importantes que son. Te animamos a que reconozcas ante
ellos tus errores, a que les trasmitas tu satisfacción por el mero hecho de
haber nacido, a que escuchen a través de unas pocas palabras tu alegría por ser
su padre/madre.
Para ello, te adjuntamos con esta News tres cartas escritas para niños de 6, 12 y 15 años. Son ejemplos que pueden servirte para elaborar tu propio mensaje, adaptándolo a las características particulares de tu familia y de tus hijos.
Puedes colocar estas notas debajo de la taza del desayuno, dentro del armario o del bolsillo de su chaqueta, dentro de un globo que habrán de pinchar para poder leerlo o incluso puedes jugar a buscarlas con los ojos tapados por un pañuelo.
Es una idea más para que durante estas Navidades haya alegría en tu casa. Alegría es la palabra clave para una educación eficaz y para asegurar la felicidad de tus hijos. Está al abasto de cualquier padre o madre, no cuesta dinero y repercute, no solo en tus hijos, sino también en tu propio bienestar.
Para ello, te adjuntamos con esta News tres cartas escritas para niños de 6, 12 y 15 años. Son ejemplos que pueden servirte para elaborar tu propio mensaje, adaptándolo a las características particulares de tu familia y de tus hijos.
Puedes colocar estas notas debajo de la taza del desayuno, dentro del armario o del bolsillo de su chaqueta, dentro de un globo que habrán de pinchar para poder leerlo o incluso puedes jugar a buscarlas con los ojos tapados por un pañuelo.
Es una idea más para que durante estas Navidades haya alegría en tu casa. Alegría es la palabra clave para una educación eficaz y para asegurar la felicidad de tus hijos. Está al abasto de cualquier padre o madre, no cuesta dinero y repercute, no solo en tus hijos, sino también en tu propio bienestar.
Carta
para tu hijo de 6 años
Hola
José Javier:
¿Te acuerdas cuando eras un bebé y estabas en la tripita de mamá? ¡Eras el bebé más juguetón del mundo!. No parabas de moverte, de hacer volteretas y, sobretodo, de dar patadas. A mi me gustaba jugar contigo. Colocaba mi mano en la barriguita de mamá y tú jugabas conmigo a dar patadas en ella. ¡Y qué bien nos lo pasábamos juntos!
Mamá y yo éramos los papás más felices del mundo porque tú estabas a punto de nacer. Y sabíamos que ibas a ser un bebé maravilloso.
Cuando naciste y te abracé por primera vez, me puse a llorar de alegría. No podía creer que ese niño tan bonito fuese mío. Y mamá estaba loca de felicidad. Desde ese momento siempre hemos sido felices porque te tenemos junto a nosotros.
Cuando eras pequeño, pintabas las paredes con rotuladores y manchabas el sofá con tus manitas llenas de chocolate. Pero ahora ya eres un hombrecito. Tienes 6 años. Vas al colegio de los mayores y ya no pintas las paredes. Ahora estás aprendiendo a leer, vas en bicicleta de dos ruedas y puedes ayudar a mamá y a mí en muchas cosas de la casa. Te estás haciendo mayor y eso nos gusta mucho. ¡Y los dos te queremos con todo nuestro corazón!
Y ahora sal corriendo porque estoy a punto de perder la cabeza y comerte a besos. Y si te alcanzo, no te soltaré y te haré ¡muchas, muchas, muchas cosquillas!
Un besito de papá
¿Te acuerdas cuando eras un bebé y estabas en la tripita de mamá? ¡Eras el bebé más juguetón del mundo!. No parabas de moverte, de hacer volteretas y, sobretodo, de dar patadas. A mi me gustaba jugar contigo. Colocaba mi mano en la barriguita de mamá y tú jugabas conmigo a dar patadas en ella. ¡Y qué bien nos lo pasábamos juntos!
Mamá y yo éramos los papás más felices del mundo porque tú estabas a punto de nacer. Y sabíamos que ibas a ser un bebé maravilloso.
Cuando naciste y te abracé por primera vez, me puse a llorar de alegría. No podía creer que ese niño tan bonito fuese mío. Y mamá estaba loca de felicidad. Desde ese momento siempre hemos sido felices porque te tenemos junto a nosotros.
Cuando eras pequeño, pintabas las paredes con rotuladores y manchabas el sofá con tus manitas llenas de chocolate. Pero ahora ya eres un hombrecito. Tienes 6 años. Vas al colegio de los mayores y ya no pintas las paredes. Ahora estás aprendiendo a leer, vas en bicicleta de dos ruedas y puedes ayudar a mamá y a mí en muchas cosas de la casa. Te estás haciendo mayor y eso nos gusta mucho. ¡Y los dos te queremos con todo nuestro corazón!
Y ahora sal corriendo porque estoy a punto de perder la cabeza y comerte a besos. Y si te alcanzo, no te soltaré y te haré ¡muchas, muchas, muchas cosquillas!
Un besito de papá
Carta
para tu hijo de 12 años
Querido
José Ignacio:
¡Estoy supercontenta! ¡Es genial que seas mi hijo! ¿Te imaginas que tristeza si hubieras nacido en otra familia? Pero, claro, eso no podría ser porque yo "te encargué".
Yo quería un hijo que fuera exactamente como eres tú: Pedí que fueras cariñoso y sensible, divertido y alegre, juguetón y un poquito travieso. Pedí que llevaras gafas, que te brillaran los ojos y que te gustara mucho el chocolate. ¡Hasta pedí que fueras un poquito despistado! Todo, absolutamente todo lo que eres me gusta.
Me gusta que hables conmigo, que me preguntes cosas. Me gusta que me cuentes chistes y me gusta reírme contigo. Me gusta darte un beso mientras duermes y sobretodo me gusta tu compañía.
¡Me encanta que seas mi hijo! Yo sé que otros padres sienten envidia de mí porque eres ¡mi hijo! y eres maravilloso. Y cada día que creces, te haces mejor. Por supuesto, muchas veces nos peleamos y nos enfadamos pero yo te sigo queriendo igual.
Te agradezco mucho que te esfuerces en los estudios porque sé que son especialmente difíciles para ti. Te agradezco que me ayudes en casa, que tires la ropa sucia a lavar o que vigiles a tu hermano mientras yo estoy ocupada. Te agradezco que cojas el teléfono y me des correctamente los recados, que saques la basura a la calle o que recojas tu desayuno y el de tus hermanos y lo metas en el fregaplatos. Te agradezco que te arregles solo, que mantengas tu armario ordenado y que te prepares tu bolsa de deporte sin recordártelo yo.
Me ayudas mucho solo cuando te veo sonreír o cuando me abrazas. Y el corazón me estalla de alegría cuando me dices que me quieres.
Por todo esto. creo que te mereces una sesión de cosquillas "asesinas" en mi cama. Te sugiero que vengas armado con una linterna porque pienso apagar la luz para hacerte "sufrir más"...
Te quiero mucho.
Mamá
¡Estoy supercontenta! ¡Es genial que seas mi hijo! ¿Te imaginas que tristeza si hubieras nacido en otra familia? Pero, claro, eso no podría ser porque yo "te encargué".
Yo quería un hijo que fuera exactamente como eres tú: Pedí que fueras cariñoso y sensible, divertido y alegre, juguetón y un poquito travieso. Pedí que llevaras gafas, que te brillaran los ojos y que te gustara mucho el chocolate. ¡Hasta pedí que fueras un poquito despistado! Todo, absolutamente todo lo que eres me gusta.
Me gusta que hables conmigo, que me preguntes cosas. Me gusta que me cuentes chistes y me gusta reírme contigo. Me gusta darte un beso mientras duermes y sobretodo me gusta tu compañía.
¡Me encanta que seas mi hijo! Yo sé que otros padres sienten envidia de mí porque eres ¡mi hijo! y eres maravilloso. Y cada día que creces, te haces mejor. Por supuesto, muchas veces nos peleamos y nos enfadamos pero yo te sigo queriendo igual.
Te agradezco mucho que te esfuerces en los estudios porque sé que son especialmente difíciles para ti. Te agradezco que me ayudes en casa, que tires la ropa sucia a lavar o que vigiles a tu hermano mientras yo estoy ocupada. Te agradezco que cojas el teléfono y me des correctamente los recados, que saques la basura a la calle o que recojas tu desayuno y el de tus hermanos y lo metas en el fregaplatos. Te agradezco que te arregles solo, que mantengas tu armario ordenado y que te prepares tu bolsa de deporte sin recordártelo yo.
Me ayudas mucho solo cuando te veo sonreír o cuando me abrazas. Y el corazón me estalla de alegría cuando me dices que me quieres.
Por todo esto. creo que te mereces una sesión de cosquillas "asesinas" en mi cama. Te sugiero que vengas armado con una linterna porque pienso apagar la luz para hacerte "sufrir más"...
Te quiero mucho.
Mamá
Carta
para tu hija de 15 años
Querida
Cristina: Ha llegado Navidad. Este año ha sido duro para todos nosotros. Te
haces mayor con mucha rapidez, reclamas más independencia y autonomía y exiges
cambios en casa que a veces no podemos permitirnos. Llegar a una situación en
la que todos salgan ganando no es fácil.
En
muchas ocasiones hemos sido insensibles a tus necesidades, no hemos sabido escuchar
lo que nos pedías y hemos actuado a ciegas aunque siempre pensando en que era
lo que más te convenía. Has de saber que no siempre podemos actuar de la manera
que te gustaría, que no siempre podemos darte la libertad que exiges. Somos tus
padres, contamos con más experiencia y sabemos mirar a más largo plazo que tú.
Por eso te ponemos límites.
En
la vida no solo existen los límites en nuestra casa. Los límites están en el
colegio, en el respeto hacia tus compañeros, en la calle o en el trabajo. Hay
que aprender a vivir con ellos y tu entrenamiento comienza en casa. Y eso no puede cambiar.
Lo
que sí puede cambiar es nuestra manera de mantener rectos esos límites. Y por este motivo te queremos pedir perdón.
En más de una ocasión hemos discutido con palabras hirientes, te hemos gritado
y faltado el respeto. En esos momentos, nosotros nos hemos sentido tan mal como
tú pues te queremos, te queremos con locura y sabemos que con nuestra actitud
te hemos hecho daño.
Pase
lo que pase entre nosotros, a pesar de las discusiones frecuentes que hemos
tenido durante este ultimo año, a pesar de las dolorosas palabras dichas y
recibidas te queremos profundamente.
Te queremos como el primer día en que te abrazamos. Eso no lo cambiará ningún
comportamiento ni ninguna palabra.
No
te confundas: Nos gusta lo
que eres y cómo eres aunque a veces no estemos de acuerdo con lo que haces.
Eso es distinto. Como padres, te conocemos, sabemos que hay dentro de ti y
estamos orgullosos de ello. Es cierto que has de mejorar en algunas cosas.
¡Como nosotros! Pero estamos seguros que si encontramos una manera de hablar
donde no haya ataques ni acusaciones, podremos llegar a acuerdos interesantes
para todos.
Esta
carta quizás te sorprenderá. ¡Ojala sea así! Queremos que sepas, que leas y que
entiendas que te queremos mucho...¡muchísimo... y que te agradecemos
sinceramente tus grandes y pequeños esfuerzos para mejorar la relación con
nosotros. Nos damos cuenta de esos pequeños detalles que tienes y que a veces
no te sabemos agradecer como mereces.
Un
abrazo,
Mamá
y papá
Elena Roger Gamir
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