El huevo es rico en nutrientes esenciales, apenas aporta calorías
y resulta estupendo para el crecimiento de los niños. Eso sí, tendrás que
introducirlo poco a poco en la dieta de tu hijo, desde los 10 meses, porque
puede darle alergia.
El huevo de gallina es uno de los alimentos más
necesarios y completos para el ser humano. También para los niños, que no deben
prescindir de él salvo que manifiesten intolerancia o alergia.
Y es que el huevo, con las
mismas calorías que una pieza de fruta, contiene tantos nutrientes como un vaso
de leche, algunos esenciales para el crecimiento, y resulta muy fácil de
masticar para los pequeños.
BENEFICIOS CIERTOS, PERJUICIOS
FALSOS
La mala fama del huevo como
causante del colesterol “malo” es infundada y carece de rigor científico, según
los expertos. Primero, porque en la colesterolemia y el riesgo vascular
influyen diversos factores, no sólo el consumo de un determinado alimento dentro
de una dieta equilibrada.
Y segundo, porque
investigaciones recientes han demostrado que uno de los componentes de la yema
del huevo reduce de manera significativa la absorción intestinal del colesterol
“malo”, al tiempo que la yema proporciona grasas poliinsaturadas y
monoinsaturadas.
Por otro lado, no podemos
olvidar que el huevo también contiene grasas monoinsaturadas, que son las
beneficiosas para el organismo. Curiosamente, es el único alimento que contiene
vitamina D de forma natural. Y posee colina, un nutriente que influye en el
desarrollo del cerebro y la vista; por eso es tan recomendable consumir huevos
durante el embarazo y la lactancia.
Y otra ventaja: únicamente
aporta 76 calorías, igual que una pieza de fruta, por lo que alimenta mucho y ayuda
a prevenir la obesidad.
CÓMO INTRODUCIRLO EN LA DIETA DE
TU HIJO
Puedes incorporarlo a la dieta
de tu pequeño a partir de los 10 meses, añadiendo cada semana un cuarto de yema
cocida al puré de verduras. Como es uno de los alimentos más alergénicos, hay
que introducirlo con cuidado.
Si crees que puede ser
alérgico, dale sólo un cuarto de yema por semana, hasta completar el total de
la yema pasado un mes, y nunca en la cena, para poder observar las reacciones
que presenta. Si ves que le sienta mal y el médico lo estima conveniente,
elimínalo de su dieta.
Si todo va bien, podrá tomar
la clara desde los 12 meses. Para que coma el huevo frito debes esperar hasta
que tenga 3 años. Mientras tanto puedes preparárselo en tortilla, revuelto,
cocido, escalfado, pasado por agua o como ingrediente de postres caseros.
Salvo contraindicación del
pediatra, hasta los 2 años tu hijo puede tomar dos huevos a la semana. Y a
partir de los 3 años puede llegar a las cuatro unidades semanales. Recuerda,
eso sí, que también cuentan como tales los huevos que no se ven.
Los huevos de codorniz también
son muy aconsejables para tu hijo porque poseen proteínas de alto valor
biológico y contienen gran cantidad de ácidos grasos Omega 3. Están
recomendados en casos de anemia y tienen propiedades antialergénicas.
TRUCOS Y CURIOSIDADES DE ESTE
ALIMENTO
Da exactamente igual que los
huevos sean blancos o morenos. El color sólo depende de la raza de la gallina y
ambos tienen las mismas propiedades, el mismo alimento y el mismo sabor.
Para comprobar si un huevo
está fresco, sumérgelo en un cuenco con agua fría y 120 gramos de sal. Si se
hunde está en perfectas condiciones de consumo. Si flota, no.
Un huevo duro estará en su
punto a los 12 minutos de cocción. Podrás pelarlo con más facilidad y sin
quemarte si lo pones bajo el chorro de agua fría. Y un último consejo de
cocinera experta: acuérdate de añadir una pizca de harina fina de maíz o de
levadura o un chorrito de leche a los huevos, una vez que los hayas batido.
Así, la tortilla o el revuelto que vayas a preparar con ellos te saldrá mucho
más esponjoso.
Patricia Morcillo
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