A las educadoras nos preocupan mucho los niños que se expresan
mordiendo pues aunque estemos vigilantes son tan rápidos que muchas veces no
llegamos a tiempo de evitarlo. Además, es una conducta que hace daño a los
demás niños y genera mucho malestar entre los padres.
Para que esta conducta no se llegue a convertir en un hábito, es
importante ofrecerle, mostrarle al peque otras maneras de expresarse y
relacionarse con sus compañeros. Si sólo se le riñe y penaliza sin mostrarle
alternativas, tan sólo estamos castrando su expresión emocional, pero no
dándole salida a través de otras maneras, de otras conductas.
Cómo actuar tanto educadoras, como padres, tíos, abuelos…. Es importante
que tanto en casa como en la guardería (Jardín, Maternal…) se actúe
igual:
1. No gritarle, No pegarle en la boca ni reñirle diciéndole ¡Eres
malo/a! ¡Siempre igual! ¡Estoy harta siempre hagas lo mismo! Pues no sirve
más que para humillar.
2. Ponerse a su altura y decirle con cara seria y tono contundente,
pero sin chillar y sin estar enfadada “Eso no se hace. Has hecho daño a tu
amigo/hermano, mira como llora. Con la boca se dan besos. Dale un beso para
curar pues le has hecho daño”.
Si le gritamos y le exigimos el beso puede que el niño/a no quiera
hacerlo por miedo y porque se sentirá bloqueado. Es importante tener
una actitud de serenidad pero no de amenaza, el beso es para curar el
daño, para que conozca otra manera no dañina de usar la boca
y para inculcarle respeto por el otro. Pero el respeto por el otro no lo
llegará a entender sino es también tratado con respeto. Digamos que el mensaje
sería has hecho algo malo, repáralo con un beso y te voy a enseñar
con respeto y paciencia otra manera de actuar.
3. Si en ese momento se intuye el motivo de la mordida,
debemos ofrecerle al niño cómo debería haberse expresado sin
morder. Nuestro tono ya no debe ser contundente, ni de enfado. Usemos un tono
más bien reconciliador y una expresión amorosa “Qué querías ¿Qué te de
diera su juguete? Pues se lo pides, por favor me dejas tu muñeco”. “¿Te sentías
asustado porque jugaba muy cerca, pues le dices no me molestes, o te vienes a
jugar aquí que esta zona es más tranquila”. “¿Hoy estás de mal humor? Pues
patalea con los pies, pega a la almohada, o muerde este juguete (un mordedor)
así no harás daño a nadie. A esto sí le puedes morder.”
4. Aunque no se sepan los motivos de la mordida, es necesario darle
un mensaje alternativo para que vaya aprendiendo cómo podría haberse
expresado sin dañar. Da igual tenga 10 meses, como 18, como 2 años o 3.
Aunque sean bebés ¡Si entienden! Captan perfectamente el mensaje que le
estamos transmitiendo. Y mientras le mostramos otra manera de expresar sus
sentimientos, recordad no usar actitud de enfado!
5. Evitar con los padres, con los hermanos juegos del tipo “Te
voy a comer”, “Te quiero tanto que te como” tan típicos en estas
edades (ya que realmente están para comérselos de guapos, dulces, inocentes…)
pues potencian el poder de la boca y claro, para ellos ya tiene suficiente
significado.
6. Elogiar, alabar cuando el niño resuelve sin morder. “Muy bien, le has
cogido su juguete sin hacerle daño” “Muy bien, muerdes el mordedor y así
no haces daño”. “¿Estas cuidando tu muñeca? ¿Lo haces con besitos? Con la
boca se dan besitos, seguro que tu muñeca está muy contenta de tus cuidados”
7. Aprovechar cuando coma para resaltar que se muerde la
comida “Ves se muerde la manzana para comer, ñam, ñam. Eso sí se
hace. A la manzana no le haces daño, si lo haces a tu hermano/amigo sí”
8. Necesita la misma actitud de respeto y amorosidad que todo niño. No etiquetarlo de niño o niña difícil, ni conflictivo.
- He visto niños/as que tras estar meses (¡sí meses!) transmitiéndoles este mensaje después de morder instintivamente a un compañero besarle acto seguido e incluso acariciarle para curar sin haber intervenido ningún adulto.
- Niños mordiendo sus ropas o cojines (como mi hija) en un momento de euforia emocional, en vez de morder a otro niño.
- Niños/as muy orales (y por tanto mordedores) que poco a poco han bajado la intensidad de sus mordidas.
No les habléis mal del niño/a mordedor para aliviar su enojo de padres
heridos, pues con ello estáis animando a que los padres critiquen o juzguen
cómo lo hacen otros padres, a que crean su hijo se relaciona con niños
conflictivos o malos, o que sientan que su hijo es un víctima mientras los
otros tienen más poder, que su hijo es un blando porque no se defiende.
Todos los padres deben comprender que son reacciones (como el
pegar, empujar, llorar, besarse) que se dan en esta fase del desarrollo de sus
hijos, al igual que entre los adultos existen las envidias, los engaños, el
orgullo, el resentimiento, la venganza,…. Aspectos y sentimientos que dañan y
que usamos los mayores, y en cambio, son inconcebibles e inexistentes en el
mundo infantil!
Transmitir a los padres seguridad, que estáis trabajando el tema
diariamente y que necesitáis de su paciencia y colaboración.
Se requiere tiempo y constancia. No basta con actuar así cuatro días
y al quinto estar hartos/as porque sigue mordiendo. El niño/a necesita más
tiempo para aprender nuevas alternativas y constancia en el mensaje, es decir,
repetirle siempre lo mismo.
Sé que resulta cansado para las educadoras pues además de atender y
educar al niño que muerde hay que atender al que ha sido mordido, y que además,
hemos de estar por mil cosas más (pues tenemos otros 10 o 18 niños por
atender).
Sé que resulta cansado para los padres pues al quinto día llegan
a pensar que su bebé de 10 meses o niño de 2 años no les entiende, se rinden y
acaban por etiquetarlo de imposible o conflictivo y con ello dejan de
actuar. Eso es un grave error pues es como dejar de echar semillas en una
tierra muy fértil. No se recogerá ningún fruto por haberse rendido demasiado
pronto.
¡Constancia, tiempo, coherencia, respeto por el niño, amorosidad,
confianza y presencia! Nadie dijo que educar fuera fácil, ni para los padres ni
para los profesionales de la educación.
Cristina García
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