3.6.12

Los niños y su primer mascota


Tener una mascota en casa puede beneficiar tanto a los niños como a las familias en diferentes aspectos, pero también puede conllevar ciertos riesgos, como alergias o infecciones. Toma nota de las claves para disfrutar al máximo de la convivencia con un animal de compañía.

La mayoría de los niños, a la hora de escoger un animal de compañía, prefieren en primer lugar los perros, después lo gatitos y en tercer lugar mascotas como los hámsteres, las tortugas o los peces. Este orden de preferencia responde a la compañía y a las posibilidades de compartir sus juegos con perros y gatos, que en muchas ocasiones llegan a convertirse en los mejores amigos del niño.

Pero, son muchos los aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de elegir un animal de compañía. En primer lugar debemos ser conscientes del tiempo disponible para su cuidado, así como del espacio que hay en casa para el animal. Son seres que van a depender tanto física como afectivamente de nosotros. Si se trata de un cachorro, necesitaremos más tiempo y paciencia para que aprenda cuál es su lugar en el nuevo grupo y el significado de nuestras órdenes. Si no nos vemos capaces de educar al cachorro adecuadamente o no tenemos la paciencia o el tiempo suficiente, lo mejor es dejarnos ayudar por profesionales.

También es importante pensar qué vamos a hacer durante las vacaciones, si tenemos la posibilidad de llevarlo con nosotros, o de que alguien lo cuide mientras estamos fuera. Un animal no es un capricho pasajero, ni un juguete para los niños; son seres vivos que necesitan que les alimenten, les bañen, les cuiden, y les quieran. Otro aspecto importante son las circunstancias personales de cada uno, una mascota no sólo implica tiempo, sino también cierto desembolso económico en alimentación, veterinario, peluquería...
Los padres son los responsables de enseñar a sus hijos cómo tratar a los animales
Después de sopesar todos estos temas, debemos preparar a los niños sobre lo que va a suponer la llegada del animal a casa. Hay que hacerles comprender que no es un juguete más que pueda dejar de lado cuando se canse o aburra. Es muy positivo que les leamos libros sobre el cuidado de los animales y sus necesidades y, sobre todo, que lleguemos a un acuerdo respecto a las tareas del niño con la mascota. Sin olvidar la edad y madurez de nuestros hijos, que los responsables finales son los padres, y que siempre debemos supervisar a los niños mientras están cuidando o jugando con sus nuevos amigos “peludos”.

¿Qué beneficios aporta tener una mascota en casa?
Numerosos estudios señalan que los niños que crecen junto a una mascota desarrollan un mayor sentido de la responsabilidad al descubrir cómo el animal necesita de su atención y de sus cuidados; lo que además potenciará su capacidad de empatía y compasión. Muchos adquieren una mayor autoestima como consecuencia de su relación con el animal. Por otra parte, los niños con mascotas observan conductas biológicas que enriquecen su conocimiento del mundo animal y su entendimiento de lo necesaria que es la adaptación a realidades diferentes que luego se extenderá a futuras relaciones interpersonales.
Asimismo, las familias con mascotas pasan más tiempo juntas, interactuando con sus animales de compañía, realizando actividades, ya sean de juego o de cuidado. Los niños potencian su desarrollo del lenguaje mientras hablan con el animal y favorecen su capacidad de lenguaje no verbal al observar comportamientos que conllevan significados concretos.
Sin olvidar el foco de cariño mutuo hacia el animal, especialmente si se trata de los perros o los gatos que, por lo general, siempre están cerca de sus amos, acompañando a los niños en sus juegos.

Algunos riesgos...  Los animales de compañía presentan ciertas sustancias que pueden desarrollar alergias en personas genéticamente predispuestas, causando estornudos, tos, congestión nasal, lagrimeo, dificultad respiratoria y erupción de la piel. Las alergias son reacciones anómalas del sistema inmunitario frente sustancias que se encuentran en la piel, saliva y orina de los animales. La aparición de los síntomas y su intensidad depende de la cantidad de alérgenos presentes en el ambiente. Las medidas a tomar son:
  • Restringir el acceso de la mascota a las habitaciones donde más tiempo se encuentre la persona que sufre la alergia.
  • Bañar al animal una vez a la semana con un champú específico de uso frecuente, aplicarle una loción hidratante a contrapelo y cepillarle frecuentemente fuera de casa.
  • Hay que limpiar diariamente la cama, caja de arena o jaula del animal; y prestar atención en que no se coloque cerca de corrientes de aire.
  • Lavar la ropa que entre en contacto con el animal, pasar el aspirador semanalmente e intentar evitar todo aquello que favorezca la acumulación de polvo como son las alfombras, moquetas, paredes enteladas, etc.
  • Y, por supuesto, consultar con un alergólogo que nos oriente en nuestro caso concreto.

También es importante tener en cuenta los parásitos que pueden albergar las mascotas, tanto internos como los intestinales, como externos que pueden ser pulgas, piojos, garrapatas, etc. Ante ellos, lo mejor que podemos hacer es realizar una desparasitación periódica y un análisis de heces cada cierto tiempo para comprobar que todo es correcto. Pero, en cualquier caso es fundamental enseñar a los niños que la higiene es la medida más necesaria que debemos adoptar. Es fundamental lavarse las manos después de haber estado en contacto con el animal y antes de comer. Respecto a las vacunaciones, éstas forman parte del plan de salud preventiva del animal. Con ellas evitamos las posibles enfermedades de carácter vírico que en algunos casos pueden llegar a ser muy graves, aunque sólo pueden llegar a afectar al animal.


8 Consejos finales
  1. -No hay que precipitarse a la hora de tomar la decisión de traer un animal a casa. Elige una mascota que se adapte a tu modo de vida y que resulte la más adecuada a tus circunstancias, según sus necesidades, tamaño, etc.
  2. -Antes de que llegue a casa, habla con los niños sobre sus tareas y responsabilidades con el animal, teniendo en cuenta la edad y madurez de los pequeños.
  3. -Enseña a los niños a respetar a los animales; tienen que comprender que no es juguete sino un ser vivo con sus necesidades de alimentación, cuidado y cariño.
  4. -Disfruta junto a tus hijos del nuevo miembro de la familia; aprovecha para realizar actividades conjuntas, tanto del cuidado de la mascota como de juego. Que la experiencia sea educativa y constructiva.
  5. -Acude regularmente al veterinario y cumple con los respectivos calendarios de vacunación.
  6. -Sigue las instrucciones del veterinario respecto a la frecuencia de los baños y de la higiene del animal en general, así como sus necesidades de hacer ejercicio, de alimentación, etc.
  7. -No dejes a un niño pequeño solo con el animal y presta atención ante posibles comportamientos agresivos por su parte.
  8. -Y, recuerda que la responsabilidad final siempre es de los padres, que deben educar a las mascotas y enseñar a sus hijos a tratarlas de la manera adecuada.

Todo papas 

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