¿Cómo vencer la timidez infantil? A algunos niños les resulta muy difícil hacer amigos y
relacionarse con los demás. La timidez es un problema más o menos frecuente que
se puede presentar en mayor o menor grado en determinadas situaciones, pero si
esa ansiedad aumenta y se hace patológica, es necesario consultar a un
especialista, ya que la falta de socialización puede incluso afectar al
aprendizaje y escolarización del niño
¿Mi hijo es muy tímido? A veces no es fácil saber si tu hijo es tímido o simplemente le cuesta más relacionarse en determinados momentos. No se nace siendo tímido, aunque ciertos niños sean más propensos a ello, sino que se tiende a ello o no según sea la educación y socialización del niño. Juan Pedro Valencia, psicólogo, nos da las claves para descubrir si nuestro hijo es tímido o no:
Los niños tímidos se caracterizan por presentar un marcado temor a enfrentar cualquier tipo de situación que suponga relacionarse con su medio social inmediato. Se manifiesta, fundamentalmente, por miedo a hablar con otras personas, preferir estar solo, hablar poco, sonrojarse y otra serie de signos que encubren una fuerte falta de autoestima y de confianza en sí mismo. Suele presentarse durante los primeros años y bien desaparecer poco a poco, bien continuar pero de forma normal o bien desbordarse y pasar a ser un problema que debe ser tratado cuanto antes.
Aunque no se descarta que influyan factores genéticos que puedan en cierto modo “predisponer” hacia esa timidez, es cierto que los factores emocionales y ambientales tienen un gran peso que permiten pensar que no se nace siendo tímido, sino que se “aprende” tanto por experiencia propia como por presenciar conductas y formas de comportamiento de otros. Así, los modelos de conducta que el niño observa en su actuación diaria se convierten en un elemento importante. Si se le suele castigar con mucha frecuencia, desvalorizar o ridiculizar a menudo, sobretodo comparándolo con otros niños, o le impedimos mostrar sus emociones y expresarse adecuadamente, es fácil comprender que la timidez le servirá de protección, como un escudo defensivo que le permitirá no enfrentarse a esas situaciones donde dudará de su capacidad y habilidades para poder salir airoso de las mismas.
El ser una conducta aprendida implica que igual que ha sido adquirida puede desaprenderse, es decir, pueden modificarse las circunstancias que se encuentran tras ese aprendizaje y, además, los modelos que tenga como referentes. Cambiar la forma de relacionarse con él ayudará a que la falta de autoestima y de confianza en sí mismo se transformen dando lugar a una personalidad más fuerte que le proporcione la seguridad que le faltaba.
¿Debo preocuparme? “En principio –explica Juan Pedro- todos los niños pueden presentar un mayor o menor grado de timidez que se manifiesta en diferentes ocasiones y circunstancias: al conocer nuevos amigos, al cambiar de casa o de colegio, al jugar con nuevos amigos. Es absolutamente normal y suele pasar con cierta rapidez en cuanto se produce la integración y superación de la ansiedad que se genera en esos casos.
Ahora bien, si esa ansiedad aumenta, es consistente en el tiempo y en las diferentes situaciones, hace que el niño se retraiga ante la posibilidad de conocer gente nueva, prefiere estar solo antes que con los amigos, o espera siempre que sean sus padres los que le digan qué hacer o cómo actuar, sería buena idea consultar con un profesional que pueda analizar qué está ocurriendo y dar las pautas a cambiar para así poder ayudarle a recuperar una forma más positiva y saludable de relacionarse”.
¿Qué puedo hacer yo? Para Juan Pedro Valencia, “lo fundamental es no solamente quererlos sino demostrárselo, hacerles ver que es importante para nosotros, que lo valoramos. Para ello es buena idea intentar pillarle haciendo cosas con éxito y en ese momento felicitarle”.
- Nunca le compares con otros niños, ya que esto no sólo no le ayudará, son que además le generará sufrimiento y ansiedad al no saber cómo actuar para agradar a sus padres.
- Hazle ver que su caso no es único, que todos nos enfrentamos a diario a situaciones que nos cuestan más de lo normal y en las que podemos sentirnos inseguros, pero que hay que afrontarlas.
-Intenta no sólo felicitarle a él sino también a nosotros mismos cuando hacemos algo que nos cuesta; al ser modelos suyos, si nos animamos le mostramos a él que todo se puede superar: “qué bien me ha salido hoy la tarea” o “me está costando aprender a patinar pero voy a seguir intentándolo y seguro que me irá saliendo cada vez mejor”.
-Muéstrale que estáis contentos cuando hace algo que le cuesta.
-Acéptale con sus características propias y normales: no todos son simpatiquísimos o muy habladores.
-Enséñale a razonar y a descubrir por sí mismo la solución.
-Intenta fomentar actividades que le guste hacer o que le salgan muy bien.
-Conforme vaya tomando más seguridad en sí mismo, ve aumentando el acudir a lugares o situaciones donde tenga que interactuar con otros niños. Se puede, por ejemplo, invitar a casa a uno o dos amigos con los que se lleve especialmente bien.
-No le obligues a realizar actividades en grupo si no está preparado para ello.
“Lo fundamental es mostrarle con cariño que sin forzar en ningún caso, puede ir superando situaciones donde se vaya sintiendo seguro y a gusto consigo mismo, mostrándole que lo que pretendemos es ayudarle y no criticarle o castigarle por ello. Es decir, que siempre puede contar con nosotros”.
Consejos
Es fundamental que el niño aprenda a socializarse:
-Déjale que juegue con sus vecinos u organiza reuniones con otros niños en casa para que aprendan a jugar en grupo.
-En el colegio a menudo organizan actividades de ocio y extraescolares que ayudan a los niños a conocerse mejor y a hacer nuevas amistades. Los grupos de boys-scout también nos servirán, talleres de dibujo o plastilina, todo lo que sea interacción con los demás les vendrá bien. El objetivo es no tener a un niño encerrado en casa con su cuidadora todo el día, necesita refuerzo por muchas vías (padres, familia, amigos, cole, etc.).
-En invierno resulta más difícil salir de casa y tenerlos más entretenidos por lo que es importante que organicéis actividades y planes para el fin de semana. Podéis quedar con amigos que tengan niños de su edad para que jueguen en el centro comercial o en el parque infantil y organizar las vacaciones navideñas o las de verano con parejas con hijos, los niños se entretendrán y vosotros también.
¿Puede afectar su timidez a su aprendizaje escolar?
La falta de habilidades sociales –explica Juan Pedro- que puedan estar tras una timidez exagerada no facilitarán el que se desarrolle un aprendizaje positivo. La falta de relación social puede hacer que situaciones normales en el colegio - como salir a la pizarra o que el profesor le pregunte en voz alta en la clase- en lugar de ayudarle a enfrentarse sanamente a ellas, le haga adquirir la costumbre de evitarlas, provocando incluso en algunos casos un fracaso escolar no por falta de capacidad intelectual, sino por falta de habilidad para manejar la ansiedad que se presenta en esos momentos.
Es cierto que en algunos casos puede pensarse que el aislamiento social y la necesidad de estar solo pueden hacer que se vuelque en los estudios, pero ello no quitará la falta de capacidad de relación y el aumento paulatino de sufrimiento y ansiedad ante la posibilidad de tener que relacionarse con otros.
Nuestra sociedad actual es muy exigente con nuestros hijos y en esa exigencia jugamos un papel importante como padres, intentando que sean más que nosotros, que aprendan más y mejor, que se relacionen y resuelvan las situaciones de la vida con mayor rapidez, eficacia y seguridad. Es decir, aportamos un elevado grado de presión que en muchos casos provoca inseguridad en los niños, ya que no todos tienen la capacidad y habilidad personales suficientes como para enfrentar con éxito todas estas exigencias.
Se puede ser competente y eficaz sin ser mejor que otro, aprendiendo a dar lo mejor de cada uno aunque ese “mejor” no sea mayor en cantidad. Tiene igual valor un niño que hace 20 flexiones que el que hace 5 si en ambos casos es el tope que son capaces de hacer.
El cariño, la atención, el dedicarles parte de nuestro tiempo, el ver que les consideramos y aceptamos como son, sin que eso signifique en ningún caso que hagan siempre lo que les dé la gana, son los ingredientes fundamentales para garantizar una alta probabilidad de que crezcan de forma armoniosa y equilibrada.
Juan Pedro Valencia, psicólogo (psicogab@cop.es)
-Déjale que juegue con sus vecinos u organiza reuniones con otros niños en casa para que aprendan a jugar en grupo.
-En el colegio a menudo organizan actividades de ocio y extraescolares que ayudan a los niños a conocerse mejor y a hacer nuevas amistades. Los grupos de boys-scout también nos servirán, talleres de dibujo o plastilina, todo lo que sea interacción con los demás les vendrá bien. El objetivo es no tener a un niño encerrado en casa con su cuidadora todo el día, necesita refuerzo por muchas vías (padres, familia, amigos, cole, etc.).
-En invierno resulta más difícil salir de casa y tenerlos más entretenidos por lo que es importante que organicéis actividades y planes para el fin de semana. Podéis quedar con amigos que tengan niños de su edad para que jueguen en el centro comercial o en el parque infantil y organizar las vacaciones navideñas o las de verano con parejas con hijos, los niños se entretendrán y vosotros también.
¿Puede afectar su timidez a su aprendizaje escolar?
La falta de habilidades sociales –explica Juan Pedro- que puedan estar tras una timidez exagerada no facilitarán el que se desarrolle un aprendizaje positivo. La falta de relación social puede hacer que situaciones normales en el colegio - como salir a la pizarra o que el profesor le pregunte en voz alta en la clase- en lugar de ayudarle a enfrentarse sanamente a ellas, le haga adquirir la costumbre de evitarlas, provocando incluso en algunos casos un fracaso escolar no por falta de capacidad intelectual, sino por falta de habilidad para manejar la ansiedad que se presenta en esos momentos.
Es cierto que en algunos casos puede pensarse que el aislamiento social y la necesidad de estar solo pueden hacer que se vuelque en los estudios, pero ello no quitará la falta de capacidad de relación y el aumento paulatino de sufrimiento y ansiedad ante la posibilidad de tener que relacionarse con otros.
Nuestra sociedad actual es muy exigente con nuestros hijos y en esa exigencia jugamos un papel importante como padres, intentando que sean más que nosotros, que aprendan más y mejor, que se relacionen y resuelvan las situaciones de la vida con mayor rapidez, eficacia y seguridad. Es decir, aportamos un elevado grado de presión que en muchos casos provoca inseguridad en los niños, ya que no todos tienen la capacidad y habilidad personales suficientes como para enfrentar con éxito todas estas exigencias.
Se puede ser competente y eficaz sin ser mejor que otro, aprendiendo a dar lo mejor de cada uno aunque ese “mejor” no sea mayor en cantidad. Tiene igual valor un niño que hace 20 flexiones que el que hace 5 si en ambos casos es el tope que son capaces de hacer.
El cariño, la atención, el dedicarles parte de nuestro tiempo, el ver que les consideramos y aceptamos como son, sin que eso signifique en ningún caso que hagan siempre lo que les dé la gana, son los ingredientes fundamentales para garantizar una alta probabilidad de que crezcan de forma armoniosa y equilibrada.
Juan Pedro Valencia, psicólogo (psicogab@cop.es)
Muy buena nota, gracias!
ResponderBorrarJose Luis desde Peru