Pasar la tarde en el parque les ofrece infinitas
posibilidades de diversión: hacen ejercicio físico, desarrollan su destreza, su
habilidad manual...
Los padres también valoramos muchísimo las actividades al
aire libre. Después de una tarde entera dejuegos en el parque, y tras un buen
baño, nuestro hijo se dormirá rápida y relajadamente.
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¿Qué pueden hacer y qué no?
- A los dos años, la musculatura está lo bastante desarrollada como para que se balanceen solos en el columpio o se lancen desde un tobogán.
- Entre los dos y los tres años, puede haber muchas diferencias entre un niño y otro. Los adultos debemos medir la personalidad y desarrollo de cada uno y no soltarlo si le notamos tenso al agarrarse al columpio.
- Los niños de dos a tres años quieren jugar con los mayores, pero a veces los mayores no quieren jugar con ellos. No hay que obligar a los de más edad a integrar a un niño tan pequeño en sus actividades, pero si sale de ellos admitirle, el pequeño se sentirá especialmente estimulado por todo lo que pueden hacer sus admirados mayores e, imitándoles, él avanzará.
- Cubo, pala, rastrillo y moldes
- Con la arena del parque, a falta de la de playa, nos tendremos que conformar con castillos de planta baja. También podemos usar moldes de animales y darles de comer palitos, de flores...
- A los niños les encantará que colaboremos con ellos enseñándoles a rellenar el cubo, darle la vuelta sin desparramar nada... y después, les felicitemos por lo que sea que aparezca cuando quitemos el molde.
- Para darle un toque especial podemos adornar la figura con la ayuda de hojas y ramas. Eso sí, hay que tener cuidado porque a estas edades aún quieren llevarse todo a la boca.
- Debemos mantener la vigilancia en todo momento porque a veces nuestros parques y zonas verdes no están todo lo cuidadas que deberían y puede haber colillas o cristales.
- Con estos sencillos juegos de arena estamos potenciando su psicomotricidad fina, lo que les servirá en un futuro para la escritura, por ejemplo.
- Cada vez es más frecuente que los parques tengan columpios con un sencillo sistema de sujeción que cuenta con respaldo y cinturón y permite balancear tranquilamente a los más pequeños. Aunque, en general, con dos años tienen el suficiente desarrollo para columpiarse solos.
- Es mejor que no suban a toboganes de más de un metro de altura si carecen de barandilla, y si la tienen, debe ser de dos alturas, para que ningún pequeño pueda colarse y caer por la parte inferior.
- En cuanto a las instalaciones que tienen una especie de puentes con tablones distantes unos de otros, pueden atravesarlos con nuestra supervisión. Otra cosa son las anillas de las que pueden colgarse: los expertos aún los consideran pequeños para ellas (mejor a partir de tres años).
- En muchos parques hay circuitos con túneles, pendientes, etc. Si son de baja dificultad, los niños de estas edades pueden atravesarlos. Para sacarles el doble de partido, podemos pedirles que vayan contándonos qué van a hacer frente al siguiente obstáculo: rodearlo, saltarlo, pasar por debajo, por encima...
- Si el recorrido que elegimos para ellos es muy sencillito y se aburren a los dos minutos, una buena idea es proponerles que se desplacen entre los obstáculos dando saltos como la rana, el canguro... o galopando.
Necesitamos una cuerda, un aro o cualquier otra cosa que
sirva para marcar el río imaginario. Jugamos a que paseamos tranquilamente por
un bosque y nos encontramos ríos, piedras y todo tipo de imprevistos. Se trata
de saltar el río sin mojarnos los pies, saltar la roca sin tocarla, etc. Es un
juego perfecto para enseñar a los niños a saltar correctamente:
- Impulsándose con los brazos.
- Flexionando ligeramente las piernas al caer para amortiguar el impacto.
- Separando un poquito los pies.
- Dar palmas en el aire mientras saltan.
- Dar medio giro en el salto.
- Intentar aterrizar sobre un solo pie.
Se necesita un lugar amplio y un día soleado. Es un juego
de parejas. Uno tiene que atrapar, pisando, la sombra del otro, que intentará
evitarlo caminando, moviéndose... Luego intercambiamos los papeles. Para evitar
golpes o caídas, bastará que quien "atrapa sombras" grité
"ya" cuando esté sobre la sombra del otro.
Pelota
El gran comodín de los juegos, una gran diversión de
niños y mayores. Unos preferirán darle patadas, y otros, pasársela con las
manos a los papás. Todo vale. Es conveniente:
- Elegir un buen sitio es importante: lejos del paso de bicicletas, paseantes y, por supuesto, vehículos.
- Tampoco conviene que pueda caerse a estanques, pozos, etc.
- Manejarse con una pelota no es nada sencillo cuando tienes menos de tres añitos, así que la superficie debe resultar cómoda para las caídas y tropezones.
- Aunque no es muy habitual, algunas zonas al aire libre tienen pequeñas canchas de baloncesto adaptadas a estas alturas.
Aún es pequeño para el " escondite tradicional",
pero existen divertidas variantes: él cierra los ojos y nosotros ocultamos la
pelota en algún lugar del recinto.
Te en cuenta que:
- Los límites han de estar bien marcados.
- No hay que ponérselo difícil porque se cansará de buscar.
- Si hace falta, haremos trampas y guardaremos el objeto en sitios parecidos.
- Aplaudamos cada vez que lo encuentra.
- Después, será él quien, mientras nos tapamos los ojos, busque un buen escondite (nueve de cada diez veces repetirá el lugar).
- Si vamos a jugar escondiéndonos nosotros o ellos, hay que tener en cuenta que pueden sentirse angustiados si tardamos en encontrarlos o si no nos ven.
- Una buena idea es que se escondan de dos en dos, con algún amigo.
Recoger un buen ramo de flores silvestres para papá o
mamá es un buen modo de hacer disfrutar al niño de la belleza que nos rodea.
- Le enseñaremos qué normas hay que respetar: muchas zonas del césped no se pueden pisar y muchas flores no pueden arrancarse.
- Cómo se llaman las flores, lo que pensará mamá cuando las vea, dónde las va a poner en casa...
- En el parque también habitan hormigas, pájaros... nuestros hijos comienzan a fascinarse por estas criaturas.
- Es importante que les enseñemos a ser cautelosos (con los perros, por ejemplo), pero no miedosos ya que si nosotros les tenemos miedo, podemos transmitírselo.
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