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Hola a todos! A continuación les dejamos los 10 cuidados que deben tener con mis libros para que duren intactos o en forma mientras transcurre el año escolar.
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1. No arrancar las hojas
2. No doblar las esquinas.
3. No romper los forros.
4. Borrar con cuidado
5. Subrayar los títulos
6. No hacer tachones
7. Poner márgenes a los cuadernos cuadriculados
8. Tener los libros ordenados
9. Componer la letra
10. Pasar las hojas con cuidado
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Está bien que hay que cuidar los libros y cuadernos, que hay que mantenerlos ordenados y pulcros. Pero, en el otro extremo, hay que cuidar que los cuidados excesivos no se conviertan en candados.
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Estos “Diez mandamientos para el cuidado de mis libros y cuadernos” los encontré escritos sobre la pizarra de una escuelita rural colombiana. Poco más, pocos menos, mandamientos parecidos me ha tocado ver en circulares o cuadernos de mis hijos escolares, en planteles privados urbanos. La obsesión escolar con el cuidado del libro y el cuaderno es conocida, tanto como la falta de cuidado que, pese a todo, tienen con ellos los alumnos. Si bien parece que estas medidas no resultan muy eficaces para inhibir el maltrato, sí resultan en cambio eficaces para inhibir la lectura y la escritura.
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Leer implica agarrar un libro con las manos, abrirlo y cerrarlo, pasar las hojas hacia delante y hacia atrás, sacarlo y guardarlo una y otra vez. Leer un libro implica manipularlo, y manipularlo implica siempre, en alguna medida, dejar rastro. Para proteger la cubierta exterior se inventaron los forros. Si también los forros exigen cuidados especiales (¿usar guantes?, ¿lavarse las manos antes de leer’), entonces el libro está más allá de las posibilidades de los niños. Si el sistema escolar no está dispuesto a correr el riesgo de que los libros se gasten, los forros se rompan y las páginas se doblen en las esquinas, entonces debe renunciar a enseñar a los niños a leer.
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Escribir implica dejar marcas sobre el papel. Escribir implicar garabatear, probar cientos de veces, equivocarse, corregir, perfeccionar constantemente. Para aprender a escribir y para escribir hay que borrar y, a falta de borrador, hay que tachar. Subrayar títulos y dibujar márgenes no son esenciales a la escritura como tal: son parte de los acabados. En cualquier caso, lo que no podemos olvidar es que, tratándose del mundo de la escritura, las idas son siempre más importantes que las grafías, los tachones y manchones, los subrayados y márgenes. Más y mejores escritores produciría sin ninguna duda el sistema escolar si decidiera dedicar al contenido la mitad de los esfuerzos que pone sobre la forma.
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