Toda mujer ansía el momento en el que su pequeño le diga por primera vez “mamá”. Sin embargo, es todo un reto que el niño logre decir más que esto, que aprenda a hablar, a transmitir sus sentimientos y a comunicar sus ideas y necesidades, para lo cual cuenta especialmente con la ayuda de su mamá, quien es la primera persona que le proporcionará las herramientas en estimulación del lenguaje.
Según María del Rosario Hernández, sicóloga infantil, el lenguaje interno es el potencial de expresión que tendrá el pequeño cuando crezca. Este lenguaje se refleja al momento de preguntarle por objetos o personas, cuando él responde señalando correctamente con su mano lo que se le cuestiona, más no lo pronuncia, explica.
“El niño sabe todos los conceptos y tiene el potencial, pero le falta expresarlos, y es donde se aplica el trabajo de estimulación”.
Se puede hablar de problemas en el habla cuando el pequeño no desarrolla su lenguaje interno, indica, luego de haber pasado por repetidas evaluaciones; éste es el momento preciso para llevarlo a terapia.
Estimular el habla en un niño es un trabajo similar al realizado en el área motora o cognitiva, pues va por etapas, en las cuales se observa un marcado desarrollo, dice Hernández Luna.
“Todo el material didáctico que se pueda encontrar para estimulación auditiva o visual es útil para que el pequeño desarrolle su lenguaje”, agrega. “Por ejemplo, música para niños, tarjetas visuales de objetos o fotografías de familiares”.
La especialista explica las diferentes etapas del habla en los pequeños, para que pueda ver de qué manera podría ayudar a estimular a su hijo.
De 0 a 1 año: Se le llama etapa presimbólica, ya que la comunicación y el estímulo en el niño es preverbal: a través del llanto, la risa o reacciones de agrado y desagrado.
Es una relación dualista donde la mamá debe estar bien vinculada con el bebé, para poder identificar el llanto que es por dolor, hambre o molestia.
En esta edad, además de estimular el lenguaje, se deben trabajar las áreas afectivo-sociales.
Puede estimular a su hijo:
- Respondiendo a sus balbuceos.
- Hablando con él.
- Leyéndole cuentos todos los días.
- Cuidando su lenguaje y procurando que sea simple y concreto.
- Recitándole rimas infantiles y cantando.
Mostrándole interés en todos los sonidos que escuche, como el hielo en un vaso, el timbre de la puerta o la lluvia.
- Enseñándole nombres de objetos de su vida diaria y personas familiares.
- Participando con él en juegos sencillos.
- Permitiéndole que escuche música infantil.
De 1 a 3 años: Es la etapa simbólica donde el niño comienza a utilizar un lenguaje gramatical estructurado de oraciones con sujeto y verbo; por ejemplo: “papá fue” (papá se fue).
En esta edad el pequeño discrimina entre varios sonidos, imita palabras en forma precisa, sigue instrucciones simples e identifica las partes de su cuerpo, y cerca de los 3 años de edad incrementa su vocabulario alrededor de 450 palabras.
Entre su primer y tercer año aprende a elaborar preguntas sencillas como “¿qué es esto?” o “¿dónde está mi…?”; incluye la palabra “no” en su lenguaje y habla en plural aunque sus oraciones no concuerden en género y número.
Alrededor de los 2 años y medio ya dice su nombre, entiende conceptos simples de tiempo, como “anoche” o “mañana”, y habla con otros niños y adultos.
Lo ideal es que el pequeño empiece a identificar los sonidos fuertes, débiles, rápidos y lentos, y que los asocie con movimientos y objetos; en esta etapa empieza a trabajar el aprendizaje significativo.
Puede estimular a su hijo:
- Leyéndole frecuentemente libros con dibujos sencillos, de manera clara y pausada.
- Proporcionándole experiencias que desarrollen su lenguaje, como caminar, ir de compras, sembrar una planta o ir de día de campo.
- Observándolo cuando él hable.
- Elogiando su esfuerzo para comunicarse.
- Repitiéndole nuevas palabras una y otra vez.
- Hablándole de lo que se está haciendo.
- Evitando decirle “no te entiendo”.
- Haciéndole preguntas para estimular su pensamiento y su habla.
De 3 a 6 años: Es la etapa primaria de relación en la cual el niño comienza a ser sociable: platica con sus compañeritos y maestras de preescolar.
Aprende palabras de toda persona que le rodea, debido a que su medio ambiente es más extenso.
Es en esta etapa que se busca estimular la expresión de sus sentimientos, ya que cuando un niño hace berrinches y se le pregunta “¿estás enojado?”, generalmente responde “no”.
En estos casos lo recomendable es explicarle que cuando tiene ese tipo de conductas es porque sí está enojado y debe decir por qué se siente así.
El niño empieza a reconocer e identificar sus sentimientos, pero lo importante es que logre expresarlos.
Puede estimular a su hijo:
- Ayudándole a clasificar cosas y objetos, explicando el porqué pertenecen a tal categoría.
- Platicando con él sobre las cosas que puede realizar.
- Enseñándole a usar el teléfono correctamente.
- Hablando con él como cualquier otra persona.
- Leyéndole historias cada vez más largas.
- Permitiéndole crear y contar cuentos.
- Invitándole a usar su lenguaje para expresar sus sentimientos, ideas, sueños, deseos y temores.
- Proporcionándole oportunidades de aprender canciones, rimas o versos de memoria.
- Escuchándolo cuando le habla.
- Sosteniendo una plática entre los dos en un momento del día.
- Realizando con él juegos que impliquen razonamiento y conversación.
- Permitiéndole que vea programas o videos en televisión para pedirle después que narre lo que vio.
- Definiéndole nuevas palabras y conceptos.
Fuente: María del Rosario Hernández
Aquí les dejamos un par de videos, recordemos que una buena comunicación siempre es lo mejor.
Estos son dos gemelos muy platicadores
jajajajajaja!
ResponderBorrarmuy buena charla.