8.12.14

10 consecuencias de obligar a un niño a comer



Expertos de distintas disciplinas coinciden en que obligar a comer a los niños puede tener efectos negativos en el plano nutricional y, también, en el emocional.

A comer, como todo en esta vida, hay que aprender. Por ello el objetivo de los padres debe ser enseñar a los niños de una manera eficaz, positiva y libre para conseguir que coman y, más que eso, lograr que quieran por sí mismos aquellos alimentos que son buenos para ellos, un objetivo que, si se les fuerza, nunca se conseguirá. Distintos expertos, desde los dietistas-nutricionistas hasta los pediatras y los psicólogos, coinciden en que obligar a un niño a comer jamás tiene buen fin y, en cambio, puede acarrear varios problemas y efectos negativos. 
El siguiente artículo enumera diez consecuencias de obligar a los niños a comer, detalla sugerencias para que los pequeños quieran hacerlo por sí mismos y dos ejercicios para mejorar su relación con la comida.

Los niños y la mesa: diez problemas de obligarles a comer

Lejos de favorecer una alimentación equilibrada, una relación armoniosa con la comida y un ambiente de sosiego en el hogar, forzar a los niños a que coman puede acarrear unos cuantos problemas y convertir la mesa en un pequeño campo de batalla. Entre los principales inconvenientes, destacan los siguientes:
  1. Algunos padres viven la inapetencia de su hijo como un agravio personal. Esto hace sentir mal al niño cuando rechaza un alimento.
  2. Si el niño es pequeño y aún no tiene uso de razón, pensará que los padres, de quienes solo espera cariño, de pronto le atacan: insisten en darle de comer cuando ya no le entra más o en obligarle a comer algo que no le gusta y, encima, se enfadan y le gritan.
  3. Incluso si se obliga a comer con amenazas, gritos o chantajes, los pequeños comen lo mismo.
  4. Meterles la comida en la boca a la fuerza provocará el vómito de los niños.
  5. Obligarles a comer solo sirve para hacerles sufrir y, si asocian la mesa con el sufrimiento, acabarán por detestar ese momento y la comida.
  6. Presionar a un niño para que coma un determinado alimento puede conducir a que rehúse comer muchos otros.
  7. Angustiarse porque un niño no come denota una sobreprotección de los padres, que es mala consejera en la educación infantil.
  8. El uso del chantaje emocional, de los premios y castigos con la comida, es un error pedagógico y un error nutricional.
  9. Un niño se puede negar a comer porque quiere llevarse él mismo el alimento a la boca y no se lo permiten. Es importante fomentar la independencia y dejarles crecer en autonomía.
  10. Corregir los modales delante de los hermanos o de otros niños promoverá el rechazo de los alimentos.

Sugerencias para conseguir que el niño quiera comer por sí mismo

En la mesa solo cabe la actitud positiva. Lo fundamental es fomentar la autonomía personal e intelectual. Hacer creer al niño que es él quien quiere estar sano, quien quiere conocer los alimentos y quien ha descubierto un nuevo sabor. Para ello, hay trucos muy útiles y fáciles de poner en práctica.

  • Presentar a los niños pequeñas cantidades de un alimento nuevo de forma repetida.
  • Dar ejemplo de conductas alimentarias saludables.
  • Implicar a los niños en la preparación de los alimentos.
  • Presentar las comidas de manera atractiva.
  • Ofrecer los alimentos sin obligar, sin perder la paciencia y sin inquietarnos.
  • Mantener su estómago vacío de caprichos antes de las comidas, no llenarlo de chucherías.
  • Darles opciones en la mesa. Presentar unos alimentos que les gusten y otros que les gusten menos, para que puedan elegir, e intentar que coman un poco de todos.
  • Apagar la televisión y sentarse a comer con ellos, en familia y sin distracciones.
  • Durante la comida, mantener conversaciones distintas al hecho de hacerle comer.

Dos ejercicios para mejorar la relación de los pequeños con la comida

Ya sea en el aula o en casa, se pueden desarrollar dos ejercicios con los niños a partir de 6 o 7 años de edad, cuando tienen capacidad de razonar. Estos ejercicios han demostrado funcionar en la práctica con resultados extraordinarios.
  1. La lista del "me gusta" / "no me gusta". Algunos niños son muy conscientes de que su inapetencia o su afición a solo 2 o 3 alimentos es el centro de atención y preocupación de sus padres. Sin embargo, resulta útil trabajar con ellos y pedirles que escriban en un folio en blanco estas dos listas: lo que les gusta comer y lo que no. Si el ejercicio lo dirige un nutricionista, podrá explicarle al niño que en realidad ya hay muchos alimentos que le gustan y, lo que es más importante, que con ellos casi cubre sus necesidades nutricionales.
    Tal vez se detecte la carencia de algún grupo de alimentos por completo, como las verduras. Entonces es el momento de hacerle ver al niño que con incorporar uno o dos alimentos a su dieta, esta será perfecta. Con este ejercicio, se logra desbloquear a un niño que tiene el control de su alimentación, al hacerle ver que no era para tanto y que falta muy poco para que sus padres estén contentos y tranquilos. Por último, es interesante plantear al niño un objetivo, al que llamaremos "compromiso saludable", y cuyo fin es que él esté más sano, más fuerte y más guapo. Es decir, sin premios ni castigos: solo se busca la adherencia del niño a un cambio de hábito por el mero hecho de que es mejor para él.
  2. La "cata a ciegas". Este es un ejercicio en grupo y, como su nombre indica, consiste en vendar los ojos de los niños. En concreto, los de la mitad de la clase. Una vez hecho esto, se les pone delante un plato con un alimento sin que sepan cuál es. El ejercicio lo explicaremos como una experiencia de los cinco sentidos. Primero deben tocarlo, después olerlo, también acercárselo al oído y, finalmente, probarlo. A medida que descubren de qué se trata, levantan la mano y nos acercamos para que nos digan al oído qué es. Si aciertan, pueden quitarse el pañuelo de los ojos y seguir como observadores. Si no aciertan, continúan con el siguiente sentido. En paralelo, es una experiencia muy enriquecedora para los niños que les observan. 
    El resultado de esta actividad puede ser traumático al principio. Puede haber niños que se enfaden porque han probado aquello que nunca habían querido probar. Incluso niños que lloren y pataleen para demostrar su enfado. Sin embargo, habrá muchos niños que manifiesten su sorpresa al haber sido capaces de probar algo nuevo. Para finalizar, todos los niños deben manifestar en voz alta los alimentos que no les gustan, o que no han probado nunca, y anotar en su agenda al menos tres. En la semana siguiente, tendrán el reto de probar estos tres alimentos. Respecto a los niños que se enfadan, la experiencia también demuestra que, al cabo de una semana, serán los primeros en decir en voz alta que ya han probado tal o cual alimento.
  3. Alma Palau Ferré

6 Recetas de postres para navidad


Recetas de Navidad dulces
La época de las fiestas es muy especial y sobre todo los niños la viven con mucha ilusión y alegría. Es por ello que para Navidad nos damos ciertos gustitos y dejamos que los niños coman más dulces de lo habitual.
 Hoy os traemos justamente 6 recetas de Navidad muy dulces para sorprenderlos en la mesa navideña o en los días previos, cuando la cuenta atrás se hace larga.
Veremos algunas ideas originales para presentar las chuches, galletas y postres muy divertidos y originales, por supuesto embargados de espíritu navideño. ¿Os gustaría ver estas recetas de Navidad para niños?
La idea de la imagen principal me ha parecido muy original y sencilla. Este trineo de galleta con muñeco de nieve se hace pegando dos bastones de azúcar a una galleta rectangular, usando como cola un poco de glaseado.  Luego usando siempre glaseado para pegar las partes, ponemos dos nubes una encima de la otra para hacer el cuerpo, una galleta de chocolate con un caramelo de regaliz encima para hacer el sombrero, dos trocitos de tirita de regaliz a los lados para hacer los brazos y los detalles podemos hacerlos con glaseado teñido con colorantes alimenticios, usando una boquilla fina o más fácil aún, con rotuladores comestibles. 
(Fuente: Laura’s Bakery)

Recetas de Navidad dulces, cupcakes

Recetas dulces de Navidad
Fuente: Flickr
En varias ocasiones os hemos dejado recetas de cupcakes de diferentes sabores que os pueden servir para hacer estos arbolitos de Navidad muy dulces. Por ejemplo esta receta de cupcakes de chocolate blanco y Oreo os puede venir muy bien, sólo tendréis que teñir el buttercream con colorante verde y luego, usando la manga pastelera con una boquilla rizada grande, hacer un copo de buttercream en forma de abeto. Con perlitas de azúcar decoramos el árbol y ya tenemos listo un postre delicioso y perfecto para los niños.

Recetas de Navidad dulces, piruletas de Oreo

Dulces de Navidad para niños
En Pequeocio nos explican paso a paso cómo hacer piruletas de Oreo en forma de muñeco de nieve. Es una merienda o un postre que a los niños les encantará y también podéis hacerlo con galletas Oreo de las grandes, tal vez haciendo sólo la cara del muñeco.

Recetas de Navidad dulces, piruletas de galletas

Recetas dulces de Navidad
Fuente: Celebrations
Las galletas de Navidad son mucho más divertidas si tienen forma de piruleta. Ya os habíamos enseñado en otra oportunidad una receta de piruletas de galleta, podéis usar esa receta u otra que os guste más, y luego decorar las galletas con chocolate fondant, un Lacasito rojo para la nariz, y los cuernos y los ojos hechos previamente con glaseado, que habréis dejado endurecer para pegarlos al chocolate.

Recetas de Navidad dulces, muñecos de nieve de chuches

Recetas infantiles de Navidad
Fuente: Happy Thought
Para hacer estos muñecos de nieve de chuches usaremos el glaseado para pegar las piezas, como en el primer ejemplo que os hemos dado. Dos nubes grandes serán el cuerpo y dos pequeñas los brazos, una gominola nos servirá como sombrero y una tirita de regaliz o gominola será la bufanda. Para hacer la cara podéis usar glaseado teñido o el gel decorativo que ya se compra listo para usar, como éste.

Recetas de Navidad dulces, árbol de galletas

Galletas de Navidad
También en Pequeocio nos enseñan a hacer este precioso árbol de Navidad de galletas. Veréis que no es difícil y además en el enlace encontraréis la receta y las fotografías del paso a paso.

¿Qué les parecen estas recetas de Navidad para niños? Creo que son buenas ideas para sorprenderlos con un detalle dulce, ¿verdad?
Mama al día

31.7.14

¿Qué pasa si te tragas un chicle o esa goma de mascar que tanto disfrutaste?



Prácticamente todos hemos tragado goma de mascar en algún momento, pero sólo unos pocos niños necesitan la atención del médico por este asunto. Es posible que hayas oído que la goma de mascar tragada permanece en el estómago durante 7 años. Esto no es verdad.
Si bien el estómago no puede disolver o descomponer la goma de mascar de la misma manera que descompone otros alimentos, tu aparato digestivo puede transportarla a través de la actividad intestinal normal. En otras palabras, sale por el otro extremo cuando vas de cuerpo (haces caca).

¿Es un problema tragar la goma de mascar?

En casos excepcionales, tragar una gran cantidad de goma de mascar, o muchos trozos pequeños durante un período de tiempo corto, puede producir un bloqueo del aparato digestivo. Hay una mayor posibilidad de bloqueo cuando la goma de mascar se traga junto con un objeto extraño, como monedas, o cuando se traga con material que no se digiere como las semillas de girasol.
Los niños más pequeños tienen más probabilidades de verse afectados ya que es posible que no entiendan que la goma de mascar debe mascarse, no tragarse.
Pero aparte de estos casos excepcionales, tragarse un trozo de goma de mascar de vez en cuando es inofensivo.
 

¿Qué pasa exactamente con la goma de mascar?

La goma de mascar puede estar hecha de un material natural o de un material sintético (resina de goma), conservantes, saborizantes y endulzantes. El cuerpo absorbe los endulzantes, como el azúcar. Por lo tanto, si comes mucha goma de mascar, puedes terminar consumiendo muchas calorías.
Pero el aparato digestivo no puede digerir la resina de la goma de mascar. Se traslada a través del aparato digestivo mediante el empuje (peristáltico) normal del intestino. El viaje de la goma de mascar termina cuando tienes que ir al baño.

¿A qué edad se puede comer goma de mascar?

Los niños no deben mascar goma hasta que no son capaces de entender la importancia de no tragársela. A los 5 años de edad, los niños podrán comprender que la goma de mascar es diferente a los caramelos y que no se debe tragar.
Entonces, si tienes hermanos más pequeños, no les ofrezcas goma de mascar hasta que sean mayores y tus padres te digan que puedes hacerlo.

¿Deben los niños mascar goma?

Los excesos son malos. La goma de mascar daña los arreglos dentales que tengas y si tienen azúcar puede provocar caries. La goma de mascar que se endulza con sorbitol también puede ser un problema porque es posible que cause diarrea. La goma de mascar con canela puede irritar el tejido que recubre las encías. Pueden ser picantes, como probablemente lo sepas.
Aconsejamos consumir las gomas de mascar que no contienen azúcar y no consumir más de uno o dos trozos por día. Y cuando te canses de masticarla, no la tragues. ¡Escúpela!
 Steven Dowshen, MD

21.7.14

Que hacer cuando los niños dicen palabrotas?



La independencia que, poco a poco, van saboreando los niños les induce a probar el límite de lo permitido. Saltan, corren, comen y se visten solos, y cada día redescubren el poder del lenguaje.
Decir tacos o palabrotas es un ejemplo de ello, principalmente cuando comparten actividades o patio con niños más mayorcitos.

¿Qué es una palabrota?

Una palabrota o un taco surge normalmente cuando el niño descubre y utiliza el poder del lenguaje para expresarse. Cronológicamente podemos situar esta circunstancia entre los 3 y los 5 años de edad, cuando el niño va al "colegio de mayores". Es una etapa más por la que pasan algunos niños. Sin embargo, una palabrota o un taco en boca de un niño, a estas edades, es "nada" si la despojamos de la carga expresiva que acarrea. Cuando un niño dice "tonta" o "imbécil", dirigiéndose a su mamá, no desea hacerle llegar el significado de estas palabras. Lo más probable es que lo haga porque es incapaz de encontrar palabras como éstas para expresar su estado de ánimo.

¿Cómo corregir el uso de palabrotas en los niños?

Lo importante en estas situaciones es que los padres canalicen los sentimientos negativos y las palabrotas de los niños a otras formas de expresión. ¿Qué has dicho? Pregunta una madre disgustada al hijo que acaba de soltar una palabrota. ¿Será esta la mejor manera de reñir para evitar a que los hijos digan palabrotas? Qué podemos hacer los padres ante las palabrotas de nuestros hijos, considerando que cada familia sitúe al niño en los límites que considera aceptable, ya que no a todos nos "ofenden" las mismas palabras. Sigue algunas recomendaciones:

1. Da ejemplo. Si no quieres que tu hijo diga palabrotas, no las digas tú. Además, lo que no se ha oído no puede reproducirse ni imitarse.
2. Evita reír o sonreír ante cualquier palabrota. Por más graciosa que pueda resultar una expresión o alguna palabrota, reírse de ella es un error porque incita al niño a repetirla.
3. Explica de forma sencilla y clara que estas palabras ofenden, molestan, que no son respetuosas y que sí se las dijeran a él, tampoco le gustaría que le trataran así.
4. Mantén la calma y no le des demasiada importancia, ya que una actitud afectada en exceso por parte del adulto puede producir el efecto contrario, es decir, que el niño sienta que los tacos no son la mejor forma de llamar la atención de sus padres. Lo mejor es reconducir esta etapa con naturalidad para que las palabrotas "pierdan su poder" y su efecto para el niño.
5. Ofrece alternativas. Aporta otras palabras a un sentimiento o situación en la que se encuentra el niño. Cada familia puede adoptar las palabras de su entorno cultural y social que sean más oportunas. Enseñar a los niños, por ejemplo, que es mejor decir a su hermano que está disgustado porque le has roto el cochecito, que llamarle "imbécil" o "burro". Los padres pueden inventar alguna palabra nueva y divertida para sustituir a una de las ofensivas.
6. Ofrece lecturas para incrementar el vocabulario del niño y hacerle descubrir nuevas palabras, expresiones, exclamaciones,... más divertidas. Si la situación persiste, tal vez los padres deberían valorar otras causas, por ejemplo, si dan suficiente atención al niño o si están siendo demasiado rígidos con su educación. Puede que el niño esté utilizando los insultos sólo para llamar la atención de sus padres. Puede ocurrir que si se porta bien no le hagan tanto caso como cuando él se porta mal.
Libro "La crianza feliz", de Rosa Jové, Ed. La Esfera

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2.5.14

3 pasos para ayudar a los niños a organizarse con sus tareas


Por regla general, los niños generan caos y desorganización a su alrededor. Basta echar una ojeada en sus cuartos: libros fuera de lugar, toallas sobre la cama, juguetes en el suelo, tareas a medio empezar y sin terminar. ¿Es posible lograr que se organicen y le presten más atención a sus tareas, especialmente los deberes escolares?
¡Por supuesto que sí! Son pocos los niños que de manera natural no son regados, pero la mayoría puede, con el tiempo, desarrollar habilidades que le permitan ser responsables y organizados. Con ayuda y cierta práctica todo niño puede eventualmente lograr tener sus cosas hechas.
Y los padres somos los elegidos para esta tarea. Hay tres pasos básicos que debemos enseñarles para comenzar:

1.-Organizarse

92284297%281%29.jpgHay que explicarles que este paso se trata de prepararse para la tarea, de saber qué hay que hacer y cómo, cuáles son los utensilios necesarios para llevarla a cabo. Si la maestra le pidió que escribiera una composición, el pequeño debe saber qué necesita para comenzar a redactar. Ayuda a tu hijo a hacer una lista de necesidades: papel, lápiz, goma de borrar, un diccionario para las dudas, entre otros accesorios.
También se puede pensar en el tema y escribir en una hoja aparte ideas generales con puntos específicos a desarrollar. ¿Qué o de quién te gustaría escribir? ¿Qué aspectos te resultan más interesantes para subrayar? Ello organiza el pensamiento.

2.-Centrarse

126418196.jpgAcá necesitamos que sepan que este paso consiste enempezar a realizar la tarea, o sea, desarrollar aquello que nos han pedido. Se puede entonces leer la lista de temas separados y concentrarse en cada uno de ellos.
Además hay que hacerles énfasis en la idea de abandonar cualquier otra actividad y poner la mente solo en esta. Esta es la parte más difícil de todas. Enséñale a tu niño a enfrentar y resistir la tentación. Pueden tomarse pequeños descansos para espabilarse y volver a la tarea que hay que realizar, sea un reporte o recoger el cuarto.
Explícale a tu hijo que focalizarse es una labor difícil pero que poco a poco se va haciendo cada vez más fácil, sobre todo cuando se practica.

3.-Finalizar la tarea

156730564.jpgEsta es la parte en que la tarea está a punto de quedar lista. Explícale que es el momento de revisar lo realizado, mostrárselo a mamá o papá para que le corrijan si hay algún error. Enséñale también a finalizar bien cualquier tarea. Por ejemplo: poner el nombre al trabajo, guardarlo en una carpeta y luego en la mochila de la escuela.
Trabaja en conjunto con tu hijo, ayúdalo a poner en práctica las mismas estrategias que aprendiste años atrás cuando también crecías. Verás que día a día, con práctica y siguiendo estos pasos, el niño va adquiriendo hábitos que le permiten poner un poco de orden en sus actividades diarias.
Ruth Lelyen

Los deberes de los niños: ¿tarea para los padres o para los hijos?




Los niños necesitan practicar los nuevos conocimientos, sobre todo en etapas claves como el aprendizaje de la lectoescritura, y para afianzar la mecánica de muchos aprendizajes. Es por eso que muchos días traen deberes del colegio para hacer en casa. Pero no podemos olvidarnos que los deberes son responsabilidad de los niños, no de los padres, y que los padres asuman esa responsabilidad es un error del que siempre nos arrepentiremos.

Lo ideal sería que los niños contasen con más tiempo dentro del horario escolar para poder realizar los deberes, pero también es importante que los niños aprendan la importancia del esfuerzo, del trabajo diario, y adquieran la rutina del estudio desde pequeños. Esto no quiere decir que con 8 años tengan que estar horas haciendo ejercicios en casa, pero sí un ratito de repaso para poder afianzar los conocimientos adquiridos durante el día. Según aumenta la edad, el tiempo dedicado al estudio irá aumentando progresivamente. 

“Los niños piensan que si otros hacen los deberes por ellos, ya no tienen obligación”

Los deberes son responsabilidad del niño, no de los padres, y desde el primer momento debemos hacérselo saber. En muchas ocasiones observamos que los estudios y las notas preocupan más a los padres que a los hijos. Esta es una actitud errónea, pues de esta forma, no lograremos que los niños asuman la responsabilidad de sus tareas y de sus estudios. Los niños piensan si otro lo hace por mí, ya no tengo esa obligación, y además se puede convertir en una llamada de atención hacia el adulto.

La labor de los padres aquí será, sobre todo, ayudarlos a organizarse cuando son pequeños y resolver posibles dudas al final. Los padres no tienen que estar sentados en la silla de al lado haciendo los deberes con ellos, tienen que estar para resolver dudas y para supervisar, pero el niño debe aprender a trabajar de forma autónoma y hacerse el responsable de sus deberes.
Pongamos un tiempo límite a la ejecución de los mismos. Muchos niños estiran el tiempo de trabajo con distracciones y excusas porque la ganancia secundaria de tener a sus padres pendientes es muy fuerte e incluso mejor que jugar ellos solos.

Pasos a seguir para conseguir que los niños se hagan responsables de sus deberes y obligaciones:

1.- Desde pequeños deben responsabilizarse de sus cosas, que no vean que no es necesario recoger sus juguetes o estar pendientes de ellos porque otros adultos los van recoger o a guardar.
2.- Si pierden algo, no hay que reponerlo de inmediato. Tienen que aprender el coste de haberlo perdido.
3.- Cada cosa tiene un sitio. Establezcamos con el niño dónde vamos a poner cada cosa, y mantengamos su sitio.
4.- Trabajemos los hábitos desde bien pequeños, no esperemos a que sean “mayores”. Todos los días nos podemos sentar un ratito a trabajar en la mesa de estudio, en el mismo sitio a la misma hora, a leer, a dibujar, a hacer letras…
5.- Establezcamos tiempos cortos de trabajo, y poco a poco vayamos alargándolos. No pretendamos que los niños estén horas trabajando ellos solos.

Silvia Álava para el diario El Confidencial

Por qué no debes hacer las tareas de tus hijos



- El existo y el fracaso de los hijos
Una de las mayores satisfacciones es ver que los hijos han librado la etapa escolar exitosamente, pero cuando tienen problemas o frustraciones por las bajas calificaciones, los padres se preguntan cuál fue el error.
Algunas veces resulta que ellos mismos jamás se preocuparon por fomentar en sus hijos buenos hábitos de estudio, situación que los llevó a fracasar en la escuela.
Si ese es su caso, debe saber que siempre se está a tiempo de corregir errores, lo importante aquí es ver ¿cómo inducirles estas costumbres?
- Lograr buenos hábitos
Finy Quintanilla González, psicóloga, expresa que definitivamente los hábitos de estudios se fijan en casa, porque es en donde el niño aprenderá de disciplinas y responsabilidades por medio de horarios y reglas establecidas por sus papás.
"Estas disposiciones se establecen de acuerdo a las necesidades que tiene la familia, y en la forma en que los padres cumplan con estas medidas, los hijos podrán llevar a cabo mejores hábitos de estudio", explica.
Esto, sin embargo, varía en cada hogar, comenta, pero padres e hijos tienen que cumplir las disposiciones hechas para llevar a una mejor comunicación.
- Otra responsabilidad de los padres
En caso de que los papás trabajen y dejen a los niños al cuidado de otra persona o simplemente a la mama, deben estar más al pendiente de los pequeños, agrega, porque tal vez quien esté a cargo no tiene la misma visión de disciplina que ellos poseen.
Además, los padres deben supervisar a sus hijos o darles cierto tiempo para que terminen sus tareas, porque si los dejan solos, dice, casi siempre se distraen y, por ejemplo, una tarea que debería hacerse en 30 ó 45 minutos, puede llevarles hasta cuatro horas y muchas molestias.
A final de cuentas, agrega, es bajo regaño que la terminan, pero es importante que exista un horario establecido de acuerdo a las necesidades de la familia, ademas de hacerlo rutina para que las tareas se cumplan como se han planeado.
De esta manera, dice, va a ser el éxito que tengan los hábitos de estudio. Incluso cuando les encargan estudiar para un examen, la mayoría de los niños creen que no hay nada qué hacer, diciendo "qué padre que no nos encargaron tarea".
Y como estudiar para un examen no es una actividad que implique para ellos escribir a mano, es ahí en donde los padres deben darle la misma importancia que una tarea, aunque sea un breve repaso, porque complementa el trabajo de la mañana.
- Sería un cariño mal expresado
Establecer ciertas condiciones bajo las cuales se van a trabajar en casa y ejemplificarlas, asegura, fomentará que el niño las siga. Por ejemplo, si le prohiben no ver televisión mientras elabora su tarea, pero llegan a permitirlo, estarán cayendo en una contradicción que sólo perjudicará al pequeño por que pensara que si no hace caso, de todas formas no habrá consecuencias.
"También tienen que entender que la tarea es para los niños y no para los padres, porque a veces, sobre todo las mamás que lo hacen por amor, terminan haciéndoselas, sólo para que no regañen al pequeño", expresa Quintanilla González.
Todo esto perjudica al niño en su aprovechamiento escolar, añade, porque puede volverse muy dependiente de sus padres al dejar de ponerle atención a la maestra por confiar que en casa lo van a ayudar.
- Un difícil pero ideal equilibrio
La psicóloga recomienda que los pequeños deben realizar sus tareas en algún escritorio o mesa para que estén poniendo mayor atención, y no en el sillón o la cama porque este lugar les provoca pereza.
José Luis Martínez Nuñez, psicólogo clínico, explica que existen muchos padres sobreprotectores que sólo generan una gran dependencia de los hijos para con ellos e irresponsabilidades por parte de los niños.
Comenta que este es un fenómeno social que se ha dado en la actualidad, ya que en tiempos anteriores la excesiva rigidez que sufrieron los padres o abuelos ha quedado en el olvido.
"Anteriormente reprendían excesivamente a los niños con comentarios como 'por esta línea te vas y esto es lo que tienes que hacer', era lo que decían los abuelos, en cambio ahora, la psicología y los medios de comunicación han hecho que los padres se hayan ido hasta el otro extremo... laxos con la educación", agrega el psicólogo.
Y es que han pasado de la rigidez tremenda, en donde recibían golpes, hasta ser demasiado condescendientes, comenta, y esto sucede porque no han encontrado ese delicado equilibrio de ser firmes, pero también afectuosos.
"Aunque sería lo ideal, es muy difícil que lo encuentren; actualmente la mamá ya no está en casa porque trabaja, y no como en el pasado, que era la encargada de estar todo el día en el hogar para dar esa posibilidad de equilibrio", asegura Martínez Nuñez.
- La culpa y el mal remedio Sienten culpa
Cuando dejan a los hijos al cuidado de alguien o simplemente de la televisión mientras están trabajando, explica, los padres sienten una culpa al regresar a casa por esos períodos de ausencia.
"Los padres tratan de solventar esa culpa alivianando a sus hijos con sus responsabilidades, o se exceden en regalos sin razón que a veces hasta son muy caros, en ocasiones por que pueden hacerlo y otras a pesar de no tener suficientes recursos económicos".
"Lo hacen porque inconscientemente tratan de compensar esa culpabilidad, sobreprotegiéndolos, pero lo único que crean es una dificultad, porque en ocasiones el niño llega con la tarea o los problemas de matemáticas resueltos a la escuela y ni siquiera se sabe las tablas", comenta.
- Predicar con el ejemplo
Para que no se creen malos hábitos de estudios, comenta, en primer lugar los padres tienen que poner el ejemplo, porque la verbalización no es muy eficaz; pueden ordenar que hagan ciertas cosas, pero si no cumplen los mismos papás, mucho menos los hijos.
"Si como padre no cumplen sus obligaciones o es irresponsable, pues el hijo lo va a imitar; es importante que los padres tengan autocontrol para cumplir con las cosas que se requieren, sobre todo evidenciarlas", indica Martínez Núñez.
Por ejemplo, si el padre ayuda en las diferentes actividades del hogar, agrega, los hijos verán que él, además de tener un trabajo, también realiza quehaceres extras en casa.
- Importancia de la paciencia
"Esta analogía es para que el pequeño aprenda que también puede tener otros trabajos aparte de la escuela, y este tipo de interacción tiene que ser atractiva para que el niño se una automáticamente a la convivencia familiar", expresa.
Otro de los aspectos importantes, dice, es la paciencia, ya que a veces sale peor la supervisión de tareas cuando los padres caen en la agresión verbal, en donde sólo inhiben más al pequeño o lo confunden.
"Los padres deben tener ese deseo y paciencia de estar conviviendo con sus hijos sin sentirse culpables, ni trasmitiéndoles sus preocupaciones para que tengan mejores hábitos", comenta el psicólogo.
Sonia Torres / Grupo Reforma México.