31.7.14

¿Qué pasa si te tragas un chicle o esa goma de mascar que tanto disfrutaste?



Prácticamente todos hemos tragado goma de mascar en algún momento, pero sólo unos pocos niños necesitan la atención del médico por este asunto. Es posible que hayas oído que la goma de mascar tragada permanece en el estómago durante 7 años. Esto no es verdad.
Si bien el estómago no puede disolver o descomponer la goma de mascar de la misma manera que descompone otros alimentos, tu aparato digestivo puede transportarla a través de la actividad intestinal normal. En otras palabras, sale por el otro extremo cuando vas de cuerpo (haces caca).

¿Es un problema tragar la goma de mascar?

En casos excepcionales, tragar una gran cantidad de goma de mascar, o muchos trozos pequeños durante un período de tiempo corto, puede producir un bloqueo del aparato digestivo. Hay una mayor posibilidad de bloqueo cuando la goma de mascar se traga junto con un objeto extraño, como monedas, o cuando se traga con material que no se digiere como las semillas de girasol.
Los niños más pequeños tienen más probabilidades de verse afectados ya que es posible que no entiendan que la goma de mascar debe mascarse, no tragarse.
Pero aparte de estos casos excepcionales, tragarse un trozo de goma de mascar de vez en cuando es inofensivo.
 

¿Qué pasa exactamente con la goma de mascar?

La goma de mascar puede estar hecha de un material natural o de un material sintético (resina de goma), conservantes, saborizantes y endulzantes. El cuerpo absorbe los endulzantes, como el azúcar. Por lo tanto, si comes mucha goma de mascar, puedes terminar consumiendo muchas calorías.
Pero el aparato digestivo no puede digerir la resina de la goma de mascar. Se traslada a través del aparato digestivo mediante el empuje (peristáltico) normal del intestino. El viaje de la goma de mascar termina cuando tienes que ir al baño.

¿A qué edad se puede comer goma de mascar?

Los niños no deben mascar goma hasta que no son capaces de entender la importancia de no tragársela. A los 5 años de edad, los niños podrán comprender que la goma de mascar es diferente a los caramelos y que no se debe tragar.
Entonces, si tienes hermanos más pequeños, no les ofrezcas goma de mascar hasta que sean mayores y tus padres te digan que puedes hacerlo.

¿Deben los niños mascar goma?

Los excesos son malos. La goma de mascar daña los arreglos dentales que tengas y si tienen azúcar puede provocar caries. La goma de mascar que se endulza con sorbitol también puede ser un problema porque es posible que cause diarrea. La goma de mascar con canela puede irritar el tejido que recubre las encías. Pueden ser picantes, como probablemente lo sepas.
Aconsejamos consumir las gomas de mascar que no contienen azúcar y no consumir más de uno o dos trozos por día. Y cuando te canses de masticarla, no la tragues. ¡Escúpela!
 Steven Dowshen, MD

21.7.14

Que hacer cuando los niños dicen palabrotas?



La independencia que, poco a poco, van saboreando los niños les induce a probar el límite de lo permitido. Saltan, corren, comen y se visten solos, y cada día redescubren el poder del lenguaje.
Decir tacos o palabrotas es un ejemplo de ello, principalmente cuando comparten actividades o patio con niños más mayorcitos.

¿Qué es una palabrota?

Una palabrota o un taco surge normalmente cuando el niño descubre y utiliza el poder del lenguaje para expresarse. Cronológicamente podemos situar esta circunstancia entre los 3 y los 5 años de edad, cuando el niño va al "colegio de mayores". Es una etapa más por la que pasan algunos niños. Sin embargo, una palabrota o un taco en boca de un niño, a estas edades, es "nada" si la despojamos de la carga expresiva que acarrea. Cuando un niño dice "tonta" o "imbécil", dirigiéndose a su mamá, no desea hacerle llegar el significado de estas palabras. Lo más probable es que lo haga porque es incapaz de encontrar palabras como éstas para expresar su estado de ánimo.

¿Cómo corregir el uso de palabrotas en los niños?

Lo importante en estas situaciones es que los padres canalicen los sentimientos negativos y las palabrotas de los niños a otras formas de expresión. ¿Qué has dicho? Pregunta una madre disgustada al hijo que acaba de soltar una palabrota. ¿Será esta la mejor manera de reñir para evitar a que los hijos digan palabrotas? Qué podemos hacer los padres ante las palabrotas de nuestros hijos, considerando que cada familia sitúe al niño en los límites que considera aceptable, ya que no a todos nos "ofenden" las mismas palabras. Sigue algunas recomendaciones:

1. Da ejemplo. Si no quieres que tu hijo diga palabrotas, no las digas tú. Además, lo que no se ha oído no puede reproducirse ni imitarse.
2. Evita reír o sonreír ante cualquier palabrota. Por más graciosa que pueda resultar una expresión o alguna palabrota, reírse de ella es un error porque incita al niño a repetirla.
3. Explica de forma sencilla y clara que estas palabras ofenden, molestan, que no son respetuosas y que sí se las dijeran a él, tampoco le gustaría que le trataran así.
4. Mantén la calma y no le des demasiada importancia, ya que una actitud afectada en exceso por parte del adulto puede producir el efecto contrario, es decir, que el niño sienta que los tacos no son la mejor forma de llamar la atención de sus padres. Lo mejor es reconducir esta etapa con naturalidad para que las palabrotas "pierdan su poder" y su efecto para el niño.
5. Ofrece alternativas. Aporta otras palabras a un sentimiento o situación en la que se encuentra el niño. Cada familia puede adoptar las palabras de su entorno cultural y social que sean más oportunas. Enseñar a los niños, por ejemplo, que es mejor decir a su hermano que está disgustado porque le has roto el cochecito, que llamarle "imbécil" o "burro". Los padres pueden inventar alguna palabra nueva y divertida para sustituir a una de las ofensivas.
6. Ofrece lecturas para incrementar el vocabulario del niño y hacerle descubrir nuevas palabras, expresiones, exclamaciones,... más divertidas. Si la situación persiste, tal vez los padres deberían valorar otras causas, por ejemplo, si dan suficiente atención al niño o si están siendo demasiado rígidos con su educación. Puede que el niño esté utilizando los insultos sólo para llamar la atención de sus padres. Puede ocurrir que si se porta bien no le hagan tanto caso como cuando él se porta mal.
Libro "La crianza feliz", de Rosa Jové, Ed. La Esfera

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