15.9.11

Los niños y la siesta


La siesta es fundamental para el desarrollo de los niños menores de 5 años. Sin embargo, algunos colegios optan por suprimirla en el primer curso. Nuestro experto en sueño, el doctor Gonzalo Pin, nos explica las razones por las que quitar la siesta a un niño de 3 años es un grave error.

La siesta es clave para el desarrollo del niño: La siesta es un momento importante del día para todos los niños menores de 4 ó 5 años. Es un factor básico para su buen desarrollo, tanto físico como psíquico. Cuando falta, aparece la intranquilidad, el nerviosismo y la irritabilidad.

La siesta reduce el nivel sanguíneo de colesterol y adrenalina en el niño, lo cual contribuye a que esté más tranquilo.

Deberíamos pensar en la siesta como el momento que aprovecha el organismo del pequeño para eliminar toda la tensión y el cansancio que ha acumulado durante la mañana.

Así estará preparado para las actividades de la tarde de una manera más armónica y tranquila.

¡No hay que quitar la siesta en el colegio! Por eso, es un verdadero desatino la costumbre de algunas guarderías o escuelas de suprimir la siesta a los niños menores de 5 años, pensando que de esa manera dormirán mejor por la noche: al contrario, sin siesta estarán cansados e irritados, con dificultades de conducta y, por ello, con más problemas para dormir.

Otra cosa es la pérdida esporádica de la siesta, eso no debe preocuparnos.

A partir de los 3 años la escolarización es obligatoria y, por tanto, como padres, debemos exigir que hasta los 5 años se les deje dormir la siesta en el colegio.

Gonzalo Pin, experto en sueño infantil.

Los patrones del sueño

El patrón de sueño de un niño pequeño es tan individual como único en el desarrollo de su personalidad. El ciclo de sueño básico está programado (biológicamente dado, no aprendido), por tanto, no puedes ser alterado. Sin embargo, los padres pueden comenzar de forma gradual a inculcar rutinas, que son las bases de unos buenos hábitos de sueño, y sus expectativas pueden tener una poderosa influencia en cómo se desarrollan las rutinas de sueño de su hijo conforme va creciendo.

Así pues, ante un problema de sueño, el error está en asumir que el niño es incapaz de cambiar, permitiéndole el desarrollo pobre de sus hábitos de sueño.

Los patrones de sueño varían según la edad. Así, los recién nacidos a término pasan alrededor del 75% del día durmiendo, teniendo como promedio 8 períodos de sueño al día, y la duración de cada período varía de un bebé a otro, siendo entre 2 y 4 horas cada vez. Hacia los 6 meses los bebés pasan el 50% del día durmiendo. Algunos bebés duermen relativamente poco, muchos necesitan dormir más; en cualquier caso, dormirán todo lo que necesitan con tal de que no tengan hambre, no les duela nada o no se les interrumpa constantemente.

Hacia los 2 años de edad, la mayoría de los niños sólo duerme una siesta por el día, normalmente después de comer. El irse a la cama puede convertirse en un problema con un niño travieso, y lograr que permanezca acostado puede ser una verdadera dificultad ya a esta edad.

NECESIDADES TÍPICAS DE SUEÑO

Una guía orientativa del número de horas que debe dormir un niño es la que aparece a continuación, si bien es sólo aproximada, ya que varía según cada niño.

0-3 meses: 17 horas de sueño, interrumpidas cada 3 ó 4 horas por breves períodos de vigilia que se utilizan para comer

4-6 meses: se alarga el período de sueño nocturno y, en cambio, duerme períodos un poco más cortos durante el día, dilatando la vigilia en que hace las comidas, durmiendo un total de 15 horas de media

7-12 meses: duerme por la noche 8 ó 9 horas y hace 2 siestas de una hora y media más o menos durante el día, una de mañana y otra de tarde, siendo unas 13 horas en total

1-3 años: suele dormir 12 horas, 10 por la noche y 2 de siesta

3-4 años: duerme unas 11 horas y desaparece la siesta

4-10 años: la necesidad de sueño varía entre unas 10-11 horas

10-16 años: la media habitual de sueño nocturno está entre 9 y 10 horas

adultos: suelen dormir entre 7 y 8 horas y este número se va reduciendo con el tiempo

El sueño es un estado simple distinguible del estado de vigilia, en el que hay dos clases de sueño bien diferenciadas:

Sueño REM o MOR (movimientos oculares rápidos): período activo de sueño en el que soñamos

Sueño no-REM o no-MOR: es la clase de sueño en la que normalmente pensamos cuando hablamos de dormir, un tipo de sueño más profundo, tranquilo, sin movimientos de ojos ni del cuerpo. La mayoría de las funciones reparadoras del sueño tienen lugar durante esta fase; hay poca o ninguna ensoñación (sueños o pesadillas), y se da un patrón regular de respiración y de tasa cardiaca.

Un recién nacido a término pasa el 50% de su sueño en estado REM (los bebés prematuros el 80%), a los 3 años el 35% y al final de la infancia el 25%, igualados a la adolescencia y a la edad adulta. El sueño REM, por tanto, parece más importante durante los primeros meses de vida, cuando el bebé se desarrolla.

LOLA PORTELA OVIEDO / GRUPO LURIA

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