24.6.10

Protección y Cuidados con los niños fuera de casa




(Pedimos una disculpa si la fotografía es demasiado gráfica y violenta, si se solicita sera cambiada)

En la calle y los lugares públicos hay que extremar las medidas de seguridad con los niños.

“Es preferible pecar por exceso que por defecto”, reza un viejo dicho popular. Como toda regla tiene su excepción, pero es preferible aplicarla al pie de la letra cuando se trata de la seguridad de los niños.

En ese mismo sentido, José Murcia, sicólogo especialista en salud pública, afirma: “Si bien es cierto que en la casa hay que tomar muchísimas medidas de seguridad para evitar que los niños sufran accidentes; en los lugares públicos hay que extremarlas porque no solo hay elementos del ambiente mismo que representan riesgos a nivel de accidentes, sino que además hay otros peligros a los que se exponen, principalmente: violencia y abuso sexual”.
Según el Ministerio de la Protección Social, los accidentes que sufren con más frecuencia los niños en las calles y los espacios públicos son: caídas, electrocutamientos, ahogamientos, asfixias, aplastamientos, mordeduras de perro, quemaduras y atropellamientos. 
Ahora bien, es necesario aclarar que la medida preventiva que se debe tomar no es privar a los niños de jugar en los parques públicos y respirar un aire distinto al de la casa. Más bien significa que los padres deben estar siempre alertas y con los cinco sentidos al servicio de la seguridad de los menores.
 

Para que ocurra una eventualidad no se necesitan horas ni situaciones extremas, es en la vida cotidiana y en cuestión de segundos que suceden. Murcia cuenta que un ejemplo típico de desatención momentánea y del que se registran un buen número de extravíos es el momento en el que los padres pagan la cuenta del supermercado. Entre las máquinas registradoras, los páneles de las revistas y los dulces que hay cerca, los niños por su baja estatura pueden perderse de la vista de sus padres porque algo les llamó la atención.
 

“Se trata —agrega el especialista— de que los padres se vuelvan paranoicos, de una forma u otra. Así, no van a olvidar que es posible que pase algo y que siempre hay riesgos y peligros invisibles y latentes. En la medida en que sean concientes de ello, la prevención empieza a ser una actitud permanente y no un estado momentáneo que se toma solamente en ciertas situaciones. Además, un accidente resulta muy costoso para la familia y para el niño porque un proceso de recuperación es muy lento a nivel físico y, sobre todo, emocional”.
 

El Ministerio también recomienda que los padres de familia inculquen en sus hijos, a través del buen ejemplo, el respeto por las normas, las señales de tránsito y los semáforos, y el comportamiento adecuado en las calles, frente a los demás peatones y transeúntes.
 

Murcia explica que los niños sienten que el mundo gira alrededor suyo y por eso no son capaces de percibir el peligro. “Al niño hay que reiterarle el ‘no’ cuantas veces sea necesario y complementarlo con explicaciones: por qué hay que estar alertas a…, qué puede pasar si…, por qué deben tener cuidado con…, pues en ellos no está completamente desarrollada la relación que establecen de causa-efecto entre su conducta y la consecuencia que trae. Enseñarle al niño que hay peligros y que por eso debe ser desconfiado, no representa en ninguna medida quitarle su inocencia y su derecho a ser niño; por el contrario, es crearle todos los mecanismos para que él también se aprenda a proteger y toda su infancia pueda ser agradable y plena”.
 Murcia dice que aunque parezca demasiado elemental, la base de la prevención reposa en el sentido común: “A los niños les atraen mucho las escaleras eléctricas de los centros comerciales, antes de subir en ellas, los padres ven la señal que indica que no deben permitir que los niños jueguen en ellas y aún así no los reprenden y los dejan hacerlo. Una forma de prevenir es preguntarse: ‘¿Qué me pasaría a mí, que soy un adulto de músculos y huesos mucho más fuertes que los de mi hijo, si hago lo que mi hijo está haciendo?’”. 
Decálogo de seguridad para niños 
El decálogo de seguridad para niños de la Policía Nacional de Colombia es una buena guía para que los padres les enseñen a sus hijos a estar alertas desde la infancia para evitar accidentes y peligros:
 

1.    No aceptar dulces ni golosinas de extraños.
2.    No subir en vehículos de gente desconocida.
3.    No alejarse de los padres, acompañantes o acudientes en lugares públicos.
4.    No permitir que en la calle personas extrañas les tomen fotografías.
5.    No distraer con juegos o peleas a quien conduce cuando van en un carro. Siempre usar el cinturón de seguridad y sentarse en los asientos traseros.
6.    Aprenderse el teléfono y la dirección de sus casas y el número celular de sus padres.
7.    Si es menor de 12 años, evitar andar solo en bicicleta por la calle.
8.    Si se desplazan a pie, cruzar siempre por los pasos peatonales y cebras. Estar atentos a los semáforos.
9.    Si deben ir solos al colegio y toman bus, para subir y bajar deben esperar a que esté totalmente parado y utilizar los paraderos establecidos para el transporte público. No tratar de cruzar rápidamente la calle sin observar y asegurarse primero de que el resto de los vehículos se han detenido.
10. Pedir siempre permiso a sus padres antes de salir con cualquier persona, así sea conocida, e informarles a dónde va, con quién, cuánto tiempo va a demorarse, aproximadamente a qué hora regresará y si vas a pie o en automóvil. Advertirle que si se demora más de lo previsto, es necesario que les avise por teléfono.

Para más información, vea: www.policia.gov.co/inicio/portal/unidades/caiinfantil.nsf/paginas/Web-cai
Melissa Serrato Ramírez

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